La Reserva Federal de EE.UU. va a realizar una maniobra monumental: en su reunión de formulación de políticas esta semana, reducirá las tasas de interés por primera vez en más de 10 años. Muchos ven esto solo como el primer paso en una nueva política de estímulo destinada a apoyar una economía frágil.
No estoy muy seguro. Creo que hay una alta probabilidad de que la Fed no haga más recortes en el corto plazo.
Algunos piensan que el recorte de esta semana en la tasa de fondos federales podría llegar hasta medio punto porcentual. No estoy de acuerdo. No hay consenso para un movimiento tan agresivo en el Comité Federal de Mercado Abierto de formulación de políticas, y los datos más recientes revelan que la economía está tomando fuerza. Además, podría comprometer la independencia de la Fed, al crear la impresión de que el banco central cede ante los insistentes llamamientos del presidente Donald Trump para realizar recortes más profundos.
Incluso un recorte de un cuarto de punto —que es lo que espero— conlleva riesgos significativos. ¿Qué pasa si, en retrospectiva, demuestra haber sido un error?
En este momento, la Fed está enfocada en el riesgo de que la economía se desacelere y la inflación se mantenga por debajo de su objetivo del 2%. Si esto debilita las expectativas de la gente sobre la inflación futura, socavará la capacidad del banco central para proporcionar estímulo. Con la inflación ya baja, es difícil justificar cualquier medida —incluso mantenerse sin variaciones esta semana— que pueda precipitar tal resultado. El público y el presidente culparían inevitablemente a la Fed.
Además, la Fed se enfrenta a la pregunta sobre cuál es la mejor manera de mantener su poder de fuego para combatir la recesión en un momento en que las tasas de interés ya son mucho más bajas de lo que normalmente son en esta etapa del ciclo económico. Las autoridades creen que se necesita una acción más temprana y más agresiva para garantizar que EE.UU. no termine como Japón, con tasas de interés estancadas en cero. Como lo expresó el presidente de la Fed, Jerome Powell, más vale prevenir que curar.
No obstante, existe otro riesgo: el de estimular innecesariamente la economía cuando ya está creciendo a una tasa superior a la tendencia y presionar los precios de los bonos y las acciones a niveles nuevos y quizás insostenibles. Al centrarse en las amenazas de algunas desventajas, como las incertidumbres de la política comercial de EE.UU. y el crecimiento externo, la Fed podría ir demasiado lejos. Después de todo, el nivel actual de las tasas a corto plazo ya es estimulante. Si la economía mantiene su impulso y la inflación se acelera, el banco central podría verse obligado a endurecerse nuevamente, una situación abrupta que podría reventar una burbuja financiera creada por la misma Fed, y aumentaría las posibilidades de una recesión dolorosa.
Este segundo riesgo merece mayor atención. En las últimas semanas, EE.UU. ha registrado aumentos de empleo, ventas minoristas y crecimiento del producto interno bruto mejores de lo esperado.
La lectura del PIB para el segundo trimestre, en particular, fue considerablemente más fuerte de lo que parecía: las ventas finales reales para los compradores nacionales, que excluyen las fluctuaciones en inventarios y comercio, repuntaron a una tasa anualizada de 3,5%, casi el doble de la tasa de 1,8% del primer trimestre. Además, la inflación subyacente se aceleró levemente en junio, mientras que los precios de los bonos y las encuestas de consumidores sugieren que las expectativas de inflación también se han elevado.
En resumen, el motivo para bajar las tasas es menos convincente ahora que cuando el Comité Federal de Mercado Abierto se reunió por última vez en junio. Esto no significa necesariamente que una disminución de la tasa de interés esta semana sea un error. Pero sí significa que los participantes del mercado —que esperan una serie de recortes durante el próximo año más o menos— podrían llevarse una desagradable sorpresa, porque los futuros movimientos de la Fed dependerán de los datos económicos entrantes, aún más de lo que piensan. Existe una alta probabilidad de que, tras la reunión de esta semana, el banco central solo haga "un recorte y nada más".