Más allá de los despidos que Ford realizará en Europa, la compañía está resignada a que la región siga siendo un lastre para su rentabilidad en el futuro previsible. Ford anunció el jueves que eliminará empleos en una planta alemana, inició una revisión estratégica de su empresa conjunta en Rusia y se comprometió a consolidar sus operaciones en el Reino Unido, lo que se suma a la fábrica de transmisiones que cerrará en Francia.
Pese a estas medidas, Ford apunta a un margen de ganancias de 6 por ciento en Europa a largo plazo, por debajo de su objetivo de 8 por ciento a nivel mundial. El anuncio dejó al mercado con ganas de más. Su director ejecutivo, Jim Hackett, enfrentará presión para que sea más abierto y actúe rápidamente para cambiar la suerte de una compañía que se enfrenta riesgos en materia de dividendos y calificaciones crediticias.
Ford se ha mantenido en Europa pese a que hace años el continente rara vez le genera resultados positivos. Lo mismo se pudo haber dicho de General Motors antes de que su máxima ejecutiva, Mary Barra, decidiera vender Opel y Vauxhall al grupo francés PSA.
