Formuladores de políticas de las economías más grandes del mundo se reunirán el viernes para pulir los detalles de un plan de alivio de la deuda para los países más pobres afectados por la pandemia de covid-19.
Los ministros de Hacienda y los banqueros centrales del Grupo de los 20 programaron la reunión extraordinaria para profundizar su trabajo del mes pasado e intentar finalizar el plan antes de una cumbre de sus jefes de Gobierno la próxima semana. Funcionarios del anfitrión, Arabia Saudita, presidirán las conversaciones.
La siguiente fase de una campaña de ayuda está destinada en gran medida a obtener la aceptación de China, el mayor acreedor oficial del mundo, al que se le debía casi 60% de la deuda bilateral que los países más pobres debían pagar este año. Pekín y otros miembros del G20 suspendieron los pagos de deuda de docenas de países hasta al menos el primer semestre de 2021.
La iniciativa tiene como objetivo estandarizar la forma en que los acreedores oficiales y comerciales reformulan las deudas soberanas, buscando reglas similares para China y el Club de París, una agrupación de acreedores de Gobierno principalmente occidentales. Pekín también ha chocado con tenedores de bonos privados en recientes reestructuraciones.
“Se ha enfocado la atención en lograr un acuerdo que China pueda respaldar”, dijo Eric LeCompte, director ejecutivo de Jubilee USA Network, un grupo sin ánimo de lucro que aboga por el alivio de la deuda para las economías más pequeñas. “Este ha sido un proceso para incluir a China”.
Los miembros del G20 aceptaron el marco en principio el 14 de octubre, a la espera de la aprobación nacional, dejando los detalles para la reunión del viernes. Algunos Gobiernos de occidente, sin embargo, se han mostrado escépticos de que China adopte plenamente la fórmula por temor a que pueda perder su ventaja en las renegociaciones y se vea obligada a revelar el alcance total de sus préstamos en el extranjero, según dos personas familiarizadas con las negociaciones.
El presidente del Banco Mundial, David Malpass, se ha quejado de que ni China ni los bonistas han proporcionado suficiente alivio de la deuda.
En una carta dirigida al G20 el jueves, el Instituto de Finanzas Internacionales, una asociación empresarial mundial de instituciones financieras con sede en Washington, dijo que los acreedores privados están dispuestos a participar en la iniciativa de alivio de la deuda cuando los países presenten solicitudes, pero que han recibido pocas solicitudes hasta ahora.
China “apoya a todas las partes para tomar más medidas comunes”, dijo el Ministerio de Relaciones Exteriores de la nación el 30 de octubre en respuesta a preguntas sobre su compromiso con una estrategia común.
Pekín dice que los bancos multilaterales globales y los acreedores comerciales no han brindado alivio a los países pobres a pesar de mantener gran parte de su deuda. Sin embargo, no está claro si los inversionistas privados podrían otorgar un periodo de gracia debido a sus obligaciones fiduciarias con clientes, ya que la letra pequeña en muchos acuerdos de deuda prohíbe cambios en los términos sin la aprobación de la mayoría de los bonistas.
“Cualquier cosa que nos acerque a que China acepte los principios al estilo Club de París, creo que sería algo bueno”, dijo Mark Sobel, exfuncionario del Tesoro de Estados Unidos que ahora participa en el Foro de Instituciones Monetarias y Financieras. “Espero que el marco común sea incremental y no revolucionario”.
La transición presidencial de EE.UU. también se cierne sobre las reuniones, con una salida de Donald Trump y la llegada de Joe Biden para asumir el control de la Casa Blanca en dos meses. Si bien los jefes de Gobierno del G20 se reunirán del 21 al 22 de noviembre con la participación de Trump, tanto Sobel como LeCompte instaron a Biden a convocar otra cumbre una vez que se convierta en presidente para fortalecer las medidas de alivio de la deuda y coordinar la respuesta global al virus.
El impacto de la pandemia ha afectado particularmente a las economías en desarrollo. Los precios de los productos básicos se desplomaron y los inversionistas retiraron el capital, lo que aumenta los temores de una crisis de la deuda que podría sumir a millones en la pobreza si no se hace nada.
Según el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, hasta el año pasado, casi la mitad de todos los países de bajos ingresos ya tenían deudas en dificultades o estaban próximos a tener este problema.
Aunque el marco debería ayudar a reducir la carga de la deuda, la falta de un compromiso real por parte de los acreedores del G20 probablemente desvíe la iniciativa, dijo Daniel Munevar, asesor de políticas de la Red Europea de Deuda y Desarrollo.
“El fracaso previsto de la respuesta del G20 condenará a un gran número de países en desarrollo a una década perdida”, dijo Munevar.