Con una generación de máximos ejecutivos de fabricantes de automóviles de renombre que se acercan a la edad de jubilación, el problema de la sucesión ha sido el centro de la atención de la industria en los últimos meses. Pero nadie esperaba que terminara así.
Primero vino la muerte de Sergio Marchionne, quien reformó a Fiat antes de transformar también a Chrysler. Ahora, Nissan Motor Co. tomó la medida de destituir a Carlos Ghosn como su presidente después de las acusaciones sobre violaciones financieras relacionadas con su compensación. Ghosn, también máximo ejecutivo de la francesa Renault SA, y presidente de la gigante alianza Renault-Nissan, ha sido arrestado, según informes de la prensa local.
La caída del 13 por ciento en el precio de las acciones de Renault el lunes muestra qué tan mal se ve esto para los inversores. Conocido como "Le Cost Killer" (asesino de costos) en Francia, Ghosn es el arquitecto y guía de la compleja alianza industrial franco-japonesa y de la estructura de participación cruzada que generó miles de millones de dólares en ahorros y ayudó a hacer de Renault-Nissan uno de los fabricantes de automóviles más grandes del mundo. (Nissan adquirió una participación del 34 por ciento en Mitsubishi Motors Corp. en 2016).
Había esperanzas de que el trotamundos de 64 años de edad, un "hombre de Davos" por excelencia, lideraría el esfuerzo por simplificar esa estructura y terminar con el "descuento de conglomerado" que deprime el valor de la alianza. Eso probablemente no va a suceder ahora. En cambio, se próxima un período de infeliz introspección.
La paga de Ghosn siempre ha sido una fuente de disputa y el hecho de que pasara la mayor parte de su tiempo cruzando continentes en un avión corporativo no era un secreto. Por supuesto, es imposible decir si las afirmaciones de Nissan son ciertas hasta que se conozcan todos los hechos (Ghosn no ha realizado comentarios), pero es difícil imaginar que siga como presidente allí. También es cuestionable si puede seguir siendo el jefe de Renault, una compañía a la que se incorporó en 1996. El director de operaciones, Thierry Bollore, sería un sucesor natural.
En los últimos años la alianza había empezado a parecer desequilibrada. Renault posee el 43 por ciento de Nissan, mientras que Nissan posee solo el 15 por ciento de Renault, y pese a esto, Nissan contribuye con la mayoría de las ganancias de la alianza. Eso ha hecho que simplificar la estructura sea muy difícil. Aun así, los inversores esperaban que Ghosn lo intentaría. De acuerdo con el analista de Bloomberg Intelligence Michael Dean, los accionistas le asignan un valor negativo a la operación de fabricación de automóviles de Renault si se elimina la participación de Nissan y se realizan otros ajustes.
El gobierno francés, que posee el 15 por ciento de Renault y, por lo tanto, tiene una influencia significativa sobre ambas compañías, observará los eventos de cerca. Hasta el momento, Francia no ha mostrado muchas señales de querer reducir su participación en Renault y esta noticia no le dará ningún incentivo para reconsiderarlo.
En un momento de agitación técnica y regulatoria sin precedentes en la industria automotriz, los fabricantes de automóviles necesitan más que nunca una mano segura sobre el timón. Nissan, en cambio, se ha posicionado con un escándalo que resonará durante meses.
Esta columna no necesariamente refleja la opinión de la junta editorial o de Bloomberg LP y sus dueños.