Irán ejecutó en la horca este domingo 7 de diciembre a un sujeto que la Corte Suprema consideró "cabecilla de una gran estafa de inversiones", a través un esquema piramidal que estafó a decenas de miles de personas mediante promesas de compras de automóviles a precios por debajo del mercado.
Mohamad Reza Ghaffari, dueño de la empresa Rezaayat Khodro Taravat Novin, fue ahorcado este domingo luego de que se ratificara su sentencia de muerte por una "perturbación a gran escala del sistema económico del país y fraude en red", según el portal Mizan Online, del poder judicial.
El esquema piramidal, iniciado en 2014 en la provincia de Qazvin, al noroeste de Teherán, prometía vehículos a precios menores a los del mercado y luego se extendió a bienes raíces y planes de inversión.

Los fiscales acusaron a Ghaffari y sus socios de "tomar grandes sumas de dinero de la gente" y en un clásico esquema de estafa Ponzi que usaba los nuevos depósitos para pagarle a los clientes iniciales. Según la acusación, el sistema fue creciendo hasta llegar a implicar el equivalente a unos 350 millones de dólares
Solo "alrededor de 4% de los clientes" de Ghaffari pudo salvar su dinero o acceder a un vehículo, indicó el portal de Justicia iraní. El caso registró más de 28.000 reclamos e involucró a 28 acusados.
Según las autoridades judiciales, la estafa causó un "grave daño financiero y psicológico a las víctimas", incluyendo innumerables problemas atribuidos al estrés y conflictos familiares.
Irán aplica la pena de muerte para casos de asesinato y violación, así como grandes casos económicos y de espionaje.
Las ejecuciones son habituales en Irán y grupos de derechos humanos como Amnistía Internacional denuncian a menudo que es el segundo país que más aplica la pena capital, después de China.

Organizadores de maratón, también a la cárcel
También este fin de semana, las autoridades iraníes detuvieron este sábado a "los dos principales organizadores" de una multitudinaria maratón celebrada en Kish (sur), bajo la acusación de que participaron mujeres sin velo tal como impoenen las normas tras la Revolución Islámica de 1979.
"Una de las personas detenidas es un funcionario de la zona franca de Kish y el otro trabaja en la empresa privada que organizó la competición", anunció la agencia del poder judicial Mizan. Estos hechos coinciden con un momento en el que algunos responsables del país denuncian un creciente incumplimiento de la obligación de llegar el velo.
Más de 5.000 personas participaron el viernes por la mañana en el maratón de Kish, una isla turística en el sur de Irán, a orillas del Golfo. En varias de las carreras reservadas a las mujeres, algunas de ellas corrieron sin cubrirse la cabeza, incumpliendo la obligación vigente en Irán desde hace cuatro décadas, según imágenes difundidas en las redes sociales.
El fiscal general de Kish, citado el viernes por la noche por la agencia del poder judicial Mizan, aseguró que el desarrollo de la prueba "fue contrario a la decencia", por lo que se ha iniciado "un procedimiento legal" contra los organizadores.
La agencia de noticias Tasnim criticó una "total ausencia de supervisión y el incumplimiento de las normas de vestimenta por una parte importante de las participantes". Según las normas impuestas tras la Revolución Islámica de 1979, todas las mujeres en Irán deben cubrirse el cabello con un hiyab en público y llevar ropa sobria y holgada.
No obstante, esta obligación se respeta cada vez menos en Irán, donde muchas mujeres ahora salen sin velo a la calle, algunas vestidas con ropa ligera. Este fenómeno, inimaginable hace unos años, parece haber ganado aún más proporción desde el fin de la guerra en junio contra Israel, especialmente en la capital Teherán. Personalidades del clero y conservadores están en pie de guerra contra lo que consideran la generalización de la "desnudez" y un avance de la influencia occidental, percibida como una amenaza.
AFP/HB