Los precios al consumidor en la eurozona continuaron cayendo en noviembre, lo que fortalece los argumentos para que el Banco Central Europeo proporcione más estímulo la próxima semana.
La tasa de inflación llegó a -0,3%, por debajo de la estimación mediana de -0,2% de una encuesta de Bloomberg. Una medición que incluye artículos volátiles como alimentos y energía se mantuvo en un mínimo histórico de 0,2%.
Los encargados de la política monetaria del BCE han dicho que la inflación probablemente seguirá siendo negativa durante el resto del año, en parte debido a los bajos precios del petróleo y los recortes tributarios temporales para apoyar a la economía durante la pandemia.
La perspectiva para el crecimiento de los precios se debilitó aún más después de que gran parte del bloque monetario de 19 naciones impusiera nuevas restricciones para contener la propagación del coronavirus. El BCE, que actualmente pronostica que la inflación aumentará a solo 1,3% en 2022, presentará nuevas proyecciones cuando se reúna el 10 de diciembre para establecer políticas.
Se espera que el banco central aumente el volumen de su programa de compra de activos de 1,35 billones de euros (US$1,6 billones) y lo extienda más allá de su fecha de finalización actual hasta mediados del próximo año. Isabel Schnabel, miembro de la junta ejecutiva, dijo en una entrevista con Bloomberg que no debería haber dudas sobre el compromiso del BCE con la estabilidad de precios.
El Fondo Monetario Internacional instó el lunes al BCE a impulsar las compras de activos para fomentar un aumento sostenido de la inflación, al tiempo que considera como opciones mejorar las condiciones para sus préstamos a largo plazo a los bancos y otro recorte a la tasa de depósito.