El primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, fue puesto sobre aviso por sus propios legisladores conservadores después de que un informe sobre las fiestas en Downing Street durante la cuarentena denunciara “fallas de liderazgo y criterio” en la cúpula de su Gobierno y criticara el consumo excesivo de alcohol.
La Policía Metropolitana de Londres está investigando 12 reuniones durante la cuarentena realizadas en edificios gubernamentales, incluso en el propio departamento de Johnson, y dijo el lunes que estaba revisando “más de 300 imágenes y más de 500 páginas de información”.
En su informe provisional de 12 páginas, la alta funcionaria Sue Gray dijo que se “pensó muy poco” en las condiciones que enfrentaban las personas en todo el Reino Unido bajo las estrictas restricciones sanitarias, y que algunos eventos “no deberían haberse permitido”.
Las fiestas en cuarentena y el "vino de los viernes" que amenazan a Boris Johnson
“Lo entiendo, y lo arreglaré”, dijo Johnson al Parlamento en una sesión que duró casi dos horas. Prometió una revisión de la forma en que se maneja su oficina, se disculpó “por las cosas que simplemente no hicimos bien” y dijo que era hora de “mirarnos en el espejo y aprender”.
El primer ministro está tratando de poner fin a la ola de titulares negativos que han acompañado las acusaciones, que han sido denominadas el escándalo “partygate” por los medios de comunicación británicos. Han socavado su liderazgo y han provocado la caída de los índices de su partido en las encuestas.
Pérdida de apoyo
Pero la envergadura de la investigación policial y las conclusiones condenatorias del informe parcial de Gray ponen de manifiesto que Johnson está lejos de estar libre de culpa. Aunque Johnson rechazó los frecuentes llamados de renuncia de la oposición, lo que más preocupa al primer ministro es el evidente descontento de una parte de su propio partido, ya que muchos conservadores no están convencidos de que pueda cambiar su suerte.
“Tengo que decirle que ya no cuenta con mi apoyo”, dijo el exministro del gabinete Andrew Mitchell en la Cámara de los Comunes.
La predecesora de Johnson, Theresa May, dijo sin rodeos que o bien el primer ministro “no había leído las reglas o no entendió lo que significaban” o que “no creía que las reglas se aplicaran al número 10”, como se conoce a la residencia oficial del primer ministro. Otros parlamentarios conservadores, como Caroline Nokes, Steve Baker y Aaron Bell, dejaron claro su enfado y frustración con el primer ministro y la cultura de su Gobierno.
El resultado de la investigación policial, que probablemente tardará semanas o incluso meses, será un momento de extremo peligro para Johnson, ya que muchos legisladores conservadores esperan sus conclusiones antes de decidir si destituyen a su líder. Se necesita el 15% de los parlamentarios conservadores, o 54 en total, para activar un voto de censura.
Reunión en apartamento
Un evento clave que está siendo examinado por la policía es una reunión en el apartamento de Johnson en Downing Street el 13 de noviembre de 2020, la noche en que su antiguo principal ayudante Dominic Cummings dejó el número 10. Varios parlamentarios laboristas se pararon en el Parlamento para preguntar directamente al primer ministro si asistió a una fiesta en su departamento esa noche, pero declinó hacer comentarios.
Johnson también se negó a responder múltiples preguntas, incluso de sus propios parlamentarios conservadores, sobre si el informe de Gray se publicaría en su totalidad después de que la Policía terminara su investigación. Más tarde, su oficina emitió un comunicado para decir que Johnson pediría a Gray que actualizara su trabajo después de que la Policía hubiera concluido su investigación, y que él publicaría esa actualización.
La investigación de Gray se desbarató cuando la Policía inició su propia investigación la semana pasada después de que ella les entregara información clave. Luego, la Policía le pidió que solo hiciera una “referencia mínima” a las reuniones que estaba investigando, las acusaciones más perjudiciales.
En sus conclusiones provisionales, Gray subrayó que no podía proporcionar un “informe significativo” que resumiera la “amplia información fáctica que he podido reunir”.
Pero también dijo: “En el contexto de la pandemia, cuando el Gobierno pedía a los ciudadanos que aceptaran restricciones de gran alcance en sus vidas, algunos de los comportamientos en torno a estas reuniones son difíciles de justificar”.