El aumento de las tasas de interés y el nerviosismo en los mercados están suscitando preocupaciones sobre cómo será la próxima recesión. En realidad, esta vez podría ser diferente debido a los cambios en la política y en los medios de comunicación desde la última recesión.
Los recientes comentarios del presidente Donald Trump criticando a la Reserva Federal son solo el comienzo de lo que podríamos esperar.
La prioridad de la respuesta política estadounidense a la crisis financiera de 2008, bajo los gobiernos tanto de Bush como de Obama, se centró principalmente en la estabilización de los bancos y el sistema financiero. Poco después, surgió el movimiento que se convirtió en el Tea Party, en parte, como una reacción contra esto.
Mucho ha cambiado desde entonces. Las redes sociales han cambiado la cultura política estadounidense. La cobertura de la crisis financiera de 2008 fue bastante vertical, impulsada por los medios de comunicación convencionales y los líderes financieros, en lugar de los populistas y la cultura de la indignación que desde entonces se ha generalizado en las redes sociales. Mi colega de Bloomberg Opinion Tyler Cowen argumentó que la retórica extrema como los ataques de Trump a la Fed durará más que este presidente. Ya, a raíz de la confirmación del juez Brett Kavanaugh, no es raro escuchar llamados desde la izquierda pidiendo cambios radicales en la Corte Suprema.
Cuando ocurra la próxima recesión, las redes sociales, el populismo, la cultura de la indignación y las noticias falsas desempeñarán un papel destacado en el relato de su historia.
Es probable que esa historia también incluya un grupo más diverso de voces. Los miembros más antiguos de la generación milenial aún llevaban muy poco tiempo trabajando durante la crisis; ahora los milenials tienen una voz mucho más prominente en los medios, particularmente en internet. Las mujeres y las personas de color también son más influyentes en internet.
Es poco probable que en la próxima recesión los hombres blancos que favorecen a Wall Street tengan un grado de influencia cercano al que tuvieron en la última.
En los últimos años, hemos visto señales de que las corporaciones se están volviendo más sensible a los movimientos populistas.
Las corporaciones se han visto obligadas a elegir un lado en algunas de las guerras culturales que se han amplificado desde que Trump se convirtió en presidente, y algunos de los aumentos de salario mínimo que hemos visto en las grandes corporaciones han sido precipitados, en parte, por movimientos como Fight for $15. Tras la crisis financiera, las corporaciones no tuvieron ningún problema en hacer despidos masivos, y luego un par de años más tarde, cosechar grandes ganancias y usar las ganancias para hacer recompras de acciones en lugar de contratar más trabajadores o subir los sueldos.
No está claro si podrán hacer lo mismo en la próxima recesión, en un clima social y político más sensible a las demandas de los trabajadores.
Cuando llegue la próxima recesión, la principal pregunta no será si las instituciones estadounidenses tienen el poder de responder. La pregunta será si esas instituciones podrán soportar la intensidad populista que probablemente enfrentarán.
Esta columna no necesariamente refleja la opinión de la junta editorial o de Bloomberg LP y sus dueños.