Los primeros días de abril, lluviosos y brumosos, son la temporada en que los chinos lloramos a nuestros muertos. A medida que la cuarentena se levanta en el epicentro del brote de coronavirus, justo a tiempo para las famosas flores de cerezo de Wuhan, muchos de nosotros queremos saber cuántas vidas cobró el virus.
Estadísticas oficiales estiman que los contagios en Wuhan llegan a más de 50.000 casos y los fallecimientos, a poco más de 2.300 personas. Pero Caixin, un influyente medio de noticias, señaló que la escasez de kits de prueba y el desbordamiento de los hospitales podrían significar que las cifras reales son mucho más altas, ya que muchos de los enfermos pasaron sus últimas horas en casa. Para llegar al fondo de esto, habría que recabar datos de las oficinas de distrito locales, y Wuhan tiene 2.033 zonas administrativas.
Este vacío de información afecta a todos los aspectos de la sociedad, incluso la inversión bursátil. A menos que podamos viajar para llevar a cabo la debida diligencia –lo que aún es muy difícil–, no tenemos idea de cuán mal está la economía. Es posible que Pekín haya evitado una aguda carrera bajista a principios de este año al mantener tapada la información vital, pero los funcionarios no se hicieron ningún favor al hacer del mercado de valores un destino de inversión desagradable.
Las estadísticas macro de alta frecuencia, como el desempleo, pueden darnos una idea de cómo el virus arrasa con la confianza del consumidor, que sustenta las ganancias de sectores clave, como la tecnología y los productos discrecionales. Los inversionistas estadounidenses captan este tipo de datos muy rápidamente. Gracias a las estadísticas semanales publicadas por el Departamento de Trabajo, sabemos que el virus eliminó alrededor de 10 millones de empleos en solo dos semanas, la peor cifra que se haya registrado. Intente encontrar el equivalente en China…
La Oficina Nacional de Estadísticas sondea la tasa de desempleo urbano solo mensualmente. Incluso así, lo más probable es que su resultado esté sesgado hacia el lado bueno, porque no cubre lo suficiente a las empresas privadas, que son más propensas a despedir trabajadores. En realidad, unos impresionantes 130 millones de empleos pueden estar en riesgo, estima HSBC Holdings Plc, y eso es solo en los sectores de restaurantes y minoristas urbanos.
Los resultados del sondeo de marzo podrían darnos una idea, pero no los conoceremos hasta el 17 de abril. Incluso antes de lo peor del brote global del virus, la tasa de desempleo de China había aumentado en casi un punto porcentual a 6,2% en febrero, el mayor nivel en registro.
Luego, considere los esfuerzos para volver al trabajo, dado que la provincia de Hubei, donde se encuentra Wuhan, reabrió el miércoles. China ha anunciado con orgullo que casi todos los empleados de grandes empresas industriales han regresado a sus labores. Pero un retorno al trabajo no equivale a un retorno a la producción, o un retorno a las ventas, de lo cual tenemos muy pocos datos.
Intuitivamente, sabemos que el panorama no puede ser agradable. Muchos exportadores en China no pueden obtener ingresos hasta que se entreguen sus productos. A medida que el virus se propaga a nivel mundial, la demanda en el extranjero cae en picada y los tiempos de transporte se prolongan. Por lo tanto, el regreso al trabajo de China Inc. es, en realidad, pésimo para las acciones, porque las empresas no solo no pueden ganar dinero, sino que tienen que pagar todos los costos fijos operativos.
En otros mercados, las estimaciones de ganancias pueden servir como una directriz útil. Durante la crisis financiera mundial, por ejemplo, el índice S&P 500 tocó fondo casi al mismo tiempo que las expectativas de ganancias a un año de los analistas. Eso nunca ha ocurrido con las acciones chinas, y es poco probable que cambie porque la diligencia debida cuesta mucho trabajo.
Esto explica por qué, a pesar de las buenas noticias que salen de Wuhan, llama la atención que no se haya hablado de reactivación en el mercado de valores de China. El índice de referencia CSI 300 se ha movido dentro de sus rangos últimamente, con un descenso de cerca de 7% para el año, simplemente no hay información con la cual negociar. En comparación, una simple nivelación del número de fallecimientos por coronavirus en Nueva York ya ha entusiasmado a los inversionistas estadounidenses.