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¿Nueva economía de combustible de Trump ayudará a trabajadores?

El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, describió su decisión de revisar las regulaciones sobre economía de combustible instrumentadas por su predecesor como una medida destinada a ayudar a los trabajadores de la industria automotriz estadounidense.

Apple Harvest And Processing As Picking Season Is In Full Swing
Apple Harvest And Processing As Picking Season Is In Full Swing | Photographer: Daniel Acker/Bloomberg

El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, describió su decisión de revisar las regulaciones sobre economía de combustible instrumentadas por su predecesor como una medida destinada a ayudar a los trabajadores de la industria automotriz estadounidense.

“Vamos a trabajar sobre los estándares del CAFE para que puedan volver a fabricar en EE.UU.”, dijo a trabajadores del sector en marzo de 2017 en los alrededores de Detroit, haciendo referencia al Promedio de Economía de Combustible por Empresa (CAFE por la sigla en inglés). “Vamos a ayudar a las empresas y éstas van a ayudarlos a ustedes”.

Pero según algunos expertos –y hasta las agencias que la semana pasada recomendaron flexibilizar los mandatos de economía de combustible de la era de Obama-, podría haber menor demanda de esos trabajadores si la propuesta se concreta.

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Zoe Lipman, directora de transporte de BlueGreen Alliance, una asociación entre sindicatos y organizaciones defensoras del medio ambiente, dijo que las compañías automotrices de EE.UU. han invertido US$63.800 millones en instalaciones en EE.UU. y han prometido otros US$12.400 millones hasta 2020, en buena medida para cumplir con las normas medioambientales. Por lo menos 1.200 fábricas y centros de ingeniería estadounidenses distribuidos en 48 estados –y 288.000 trabajadores estadounidenses- fabrican autopartes y materiales que mejoran la eficiencia del combustible, según el grupo.

Empleos tecnológicos

“Lamentablemente, alejarse de estándares fuertes elimina miles de millones de dólares de inversiones en nuevas tecnologías y los empleos que eso conlleva”, dijo.

El análisis de la Administración Nacional de Seguridad del Tránsito y la Agencia de Protección Medioambiental que acompañó la reforma propuesta determinó que la industria automotriz necesitaría menos horas-hombre para alcanzar los estándares recomendados. Según el plan, las exigencias de eficiencia de combustible dejarían de endurecerse después de 2020 en lugar de seguir aumentando cada año como lo había establecido el presidente Barack Obama.

Con menos exigencias de una mayor economía de combustible, las compañías automotrices y las proveedoras de autopartes tendrían que gastar menos para desarrollar y producir nuevas tecnologías que mejoraran la economía de combustible, lo que se traduciría en una menor necesidad de mano de obra, según el análisis. Esas declinaciones superan las necesidades de mano de obra relacionadas con mayores ventas como consecuencia del precio más bajo de los vehículos que las agencias estiman a partir del cambio, agrega el análisis.

“El análisis actual muestra que el impacto negativo de un menor gasto en tecnología es mayor que el impacto positivo de un aumento de las ventas”, agrega el análisis.

Susan Helper, ex economista jefa del Departamento de Comercio durante la gestión de Obama y profesora de la Case Western Reserve University de Cleveland, dijo que es probable que se subestimen los efectos negativos.

Los autos podrían ser más baratos, pero usarán más combustible y su operación será más cara en el marco de estándares relajados, lo que afectará la economía de los consumidores y la demanda, dijo.

A mayor plazo, alejarse de estándares más estrictos de economía de combustible hace que EE.UU. corre el riesgo de perder un trabajo de ingeniería de gran valor a manos de China y Europa, que siguen adelante con la instrumentación de estándares más exigentes, dijo.

“Es muy peligroso en términos de competitividad futura y de lograr que EE.UU. vuelva a ser grande”, dijo Helper.