No es de extrañar que el subte de Londres esté contaminado, ¿pero afuera del museo del Louvre en París? No sería descabellado pensar que los jardines adyacentes de las Tullerías diseñados por Andre Le Notre habrían ayudado a que el aire fuera más respirable.
Un dispositivo de la startup Plume Labs anula esa suposición. El aparato de 4 pulgadas (unos 10 centímetros) de alto, llamado Flow, envía lecturas de la calidad del aire en tiempo real a una aplicación para teléfonos inteligentes basadas en cuatro niveles, que van desde baja contaminación hasta muy alta, y la unidad emite una luz de advertencia de diferentes colores.
En la red de transporte subterráneo de Londres se encendieron alertas de calidad del aire moderada o mala, así como en las estaciones de trenes Kings Cross St Pancras y Waterloo de la ciudad. También hubo alertas en París, en la orilla del río Sena, que ha sido parcialmente cerrada a los automóviles por la alcaldesa de París Anne Hidalgo, así como en la estación Gare du Nord de la capital.
En la red de transporte subterráneo de Londres se encendieron alertas de calidad del aire moderada o mala
Los alcaldes de ciudades como las capitales del Reino Unido y de Francia han librado una guerra contra la contaminación en los últimos años, con promesas de aire más limpio y entornos más saludables para los ciudadanos, y medidas que van desde prohibiciones parciales de circulación hasta peajes por congestión. Los niveles de dióxido de nitrógeno, un nocivo contaminante del aire, en el centro de Londres son peores que en Pekín.
Plume argumenta que la contaminación debería medirse más localmente porque hay grandes diferencias dentro de una ciudad –a veces diez veces en unos pocos cientos de metros– y los hábitos de la gente en el interior, desde cocinar hasta usar productos de limpieza o ambientadores, afectan el aire que respiran.
Llevando el dispositivo Flow sujeto a mi bolso para medir las partículas finas y los gases nocivos a mi alrededor, descubrí que el aire es mejor cerca del Big Ben que en la Torre Eiffel, es más limpio en los Campos Elíseos que en la City de Londres, y es muy sucio en el Eurostar. Incluso una lectura cerca de un camión de comida que vende pescado y patatas fritas en el Támesis fue terrible, probablemente debido a la quema de aceite.
"No todo el mundo se va a trasladar al campo para tener un aire más limpio, por lo que tenemos que abordar la necesidad de la gente de respirar mejor dentro de las ciudades", dijo David Lissmyr, cofundador y director de tecnología de Plume. "La mejor manera de hacerlo es con datos personalizados".
Los sitios web Airparif en París y Londonair en la capital británica ya generan informes meteorológicos sobre la contaminación utilizando estaciones de medición en las zonas urbanas y sus alrededores. Sus datos muestran que los límites recomendados por la Organización Mundial de la Salud y los reguladores regionales para estar expuestos a varios contaminantes del aire fueron violados reiteradamente este año en el centro de Londres y París.
Flow, que se vende a 179 euros en Europa y US$179 en Estados Unidos, mide factores como las categorías de partículas finas y compuestos orgánicos volátiles (COV). Esos contaminantes serían una de las causas de enfermedades que van desde el asma y la bronquitis hasta el cáncer de pulmón.
Durante mi viaje, en el metro de Londres se activó la luz púrpura y un indicador de "contaminación muy alta" por los niveles de partículas finas, frecuentemente asociadas con el transporte subterráneo. El nivel de COV activó una advertencia en un aula universitaria de la capital francesa, que puede haber sido causada por factores como los solventes de limpieza.
Las lecturas en la calle oscilaron mayormente entre "bajas" y "moderadas" –los primeras dos índices en la escala de cuatro niveles– con pequeñas variaciones entre cuando pasé por calles con mucho tráfico o vías más pequeñas. Los resultados no fueron tan sorprendentes ni tan variados como con la contaminación en interiores. Las lecturas en el exterior dependen de muchos factores, incluyendo la temperatura, el viento y la contaminación dentro de un área más amplia, lo que significa que pueden variar mucho de un día para otro.
Plume fue fundada hace cuatro años por los empresarios franceses Lissmyr y Romain Lacombe, graduados del MIT y de Stanford, y hasta ahora ha recaudado unos US$6 millones.
CP