Chile, escenario del mayor terremoto de la historia y hogar de algunos de los volcanes más activos del mundo, se acostumbra a vivir con un desastre que empeora en cada verano. Esta temporada, 4.645 incendios quemaron 59.122 hectáreas de bosques y destruido más de 50 casas, lo que provocó la muerte de tres personas y dejó a docenas heridas o sin hogar. Las llamas llegaron anoche a un cerro en el centro de la capital, Santiago, lo que obligó a la evacuación parcial de un zoológico, mientras que las montañas al este de la ciudad se encendieron de rojo y el humo se extendió por la carretera principal hacia la costa.
La nación latinoamericana no es ajena a los desastres naturales. Con una extensión de 4.270 kilómetros de tierra sobre una falla geológica, Chile registró 352 sismos considerables en 2018, un año relativamente tranquilo según sus estándares. Los reiterados terremotos, volcanes, deslizamientos de tierra, incendios e inundaciones significan que el gobierno gastó US$8.000 millones en ayuda por desastres en la última década, una carga pesada para un país tan pequeño. Ahora el cambio climático y un sector forestal en crecimiento obligan al gobierno a invertir más recursos en la lucha contra los incendios.
"Hay un costo económico y financiero relacionado con estos incendios y la inversión de recursos para combatir este problema es importante", comentó Andrés Fuentes, profesor de la Universidad Técnica Federico Santa María. "Es necesario que haya más recursos para prevención de incendios y protección de la infraestructura y de la población".
Los incendios forestales, que obligaron al presidente Sebastián Piñera a decretar catástrofes naturales en tres regiones, se convirtieron en elemento habitual de los noticieros y no hay viaje al sur de la capital en el que no se puedan observar columnas de humo a la distancia. Sin embargo, el país puede considerarse afortunado en comparación con la temporada 2016-2017, cuando 570.000 hectáreas de tierra se incendiaron, lo que equivale a cerca de tres cuartas partes de la zona que California perdió debido a los incendios forestales del año pasado.
Zona de desastres
Los incendios forestales se presentaron de forma natural en Chile durante siglos, pero están creciendo en cantidad e intensidad. En un informe publicado el año pasado, el investigador de la Universidad Estatal de Montana David McWethy señaló que el clima más seco y cálido en la región central y el crecimiento de las plantaciones forestales crean una receta para el desastre. Chile exportó la cifra récord de US$6.800 millones en productos madereros en 2018, según el Ministerio de Agricultura.
"Esta situación probablemente facilitará que futuros incendios se propaguen más fácilmente", explicó McWethy. Las temperaturas en todo el centro-sur de Chile llegaron a niveles históricos en los últimos tres años, prolongando una sequía de una década en algunas zonas del país. Para empeorar las cosas, las tormentas eléctricas secas en la cordillera de los Andes aumentaron, según la agencia forestal nacional.
Los incendios forestales incrementan la sensación de inseguridad en Chile. Las playas cuentan con rutas de evacuación en caso de tsunamis, muchas ciudades tienen señales de advertencia sobre volcanes, los parques nacionales informan sobre riesgos de incendio y todos tienen una historia que contar acerca de algún terremoto. El mayor sismo que se haya registrado ocurrió en el sur de Chile en 1960 y llegó a cerca de 9,5 en la escala de Richter. Aquello se compara con el terremoto de San Francisco de 1906 que alcanzó 7,9.
El gobierno se ve obligado a tomar medidas contra los incendios forestales. Los aviones cisterna (aeronaves de pasajeros gigantes convertidas en transportadores de agua) operan regularmente en el sur, junto con una flotilla de aviones y helicópteros más pequeños. Las empresas también implementan sus propias medidas de mitigación de riesgos, precisó Fuentes. "Este desastre tiene un costo importante para el país", afirmó Fuentes. "No se trata solo de la cantidad de incendios, que están aumentando, sino de la cantidad de hectáreas quemadas, las personas afectadas y las viviendas dañadas".