La economía argentina sufrió la mayor contracción de los últimos cuatro años en el segundo trimestre mientras el banco central elevaba repetidamente las tasas de interés para frenar el hundimiento de la moneda y conforme una sequía histórica arruinaba la cosecha de soja del país.
El producto bruto interno cayó un 4,2 por ciento respecto al mismo trimestre del año anterior, igualando la mediana de las estimaciones de 10 analistas encuestados por Bloomberg. La contracción marca un fuerte retroceso con respecto al primer trimestre, cuando el PIB creció un 3,9 por ciento.
Las crecientes tasas de interés en Estados Unidos, junto con la preocupación de los inversores sobre el déficit presupuestario de Argentina, desencadenaron una crisis cambiaria de los mercados emergentes que golpeó al peso. La moneda argentina perdió un 30 por ciento de su valor en el trimestre. Para frenar la fuga de capital del país, el banco central elevó los costes de endeudamiento a un 40 por ciento, la tasa más alta del mundo, mientras el Gobierno negociaba una línea de crédito de US$50.000 millones del Fondo Monetario Internacional.
La economía también sufrió el impacto de una sequía récord, que arruinó la cosecha de soja, la principal exportación de Argentina. La categoría de agricultura, ganadería, caza y silvicultura lideró la contracción del segundo trimestre, con una caída del 32 por ciento frente al mismo trimestre de 2017, según un informe de la agencia de estadísticas, Indec. La industria manufacturera cayó un 1,8 por ciento y la construcción creció un 5,5 por ciento.
El ministro de Economía, Nicolás Dujovne, estimó el lunes que el PIB caerá un 2,4 por ciento este año y un 0,5 por ciento en 2019 en la presentación de la propuesta de presupuesto del Gobierno para 2019. "Realmente, ésa es la mala noticia para el Gobierno", dijo Gabriel Torres, analista de Moody’s Investors Service que cubre Argentina. La recesión "es bastante grave".
Funcionarios del gobierno de Macri y miembros del FMI trabajan para renegociar el pacto acordado en junio. El Gobierno quiere llegar a un acuerdo para acelerar el desembolso de los fondos del FMI a fin de disipar las preocupaciones de los inversores sobre la capacidad del país para cubrir sus pagos de deuda del 2019.
Tras una caída en agosto, los bonos argentinos se encuentran entre la deuda de mejor rendimiento de los mercados emergentes por las expectativas de los inversores de un resultado favorable en las conversaciones.
Para el presidente Mauricio Macri, la perspectiva de una economía en recesión llega en un momento político terrible, ya que volverá a presentarse a las elecciones para un nuevo mandato mientras persigue medidas de austeridad necesarias, pero impopulares, a fin de alcanzar los objetivos presupuestarios establecidos por el FMI.