El nuevo coronavirus, que está obligando cierres patronales y agitando las economías, está impulsando una revolución silenciosa en el campo de la telemedicina.
A medida que COVID-19 se extiende por toda Europa, dejando por su paso nuevos pacientes, el miedo a la infección y un sistema de atención médica saturado están impulsando a un gran número de personas a realizar consultas médicas en línea. Startups como Doctolib, respaldada por General Atlantic y Qare, respaldada por la aseguradora Axa SA en Francia, la unidad Livi de la empresa sueca Kry International AB, Push Doctor del Reino Unido y Compugroup Medical SE de Alemania, que ofrecen el servicio de médicos virtuales, están atendiendo la necesidad.
“Es desafortunado, pero la epidemia actual está llevando a pacientes a dar el paso, y puede acelerar un cambio en los hábitos”, dijo Olivier Thierry, director ejecutivo de Qare, una plataforma francesa que ofrece consultas vía video con su equipo de médicos. “Las previsiones de crecimiento están cambiando día a día”.
El negocio de conectar a médicos y pacientes a través de consultas por video ha tenido un comienzo lento en Europa debido a la reticencia del paciente, un entorno regulador hostil, las disparidades en los sistemas de atención médica y las normas de seguros. Ahora, dado que los hospitales no dan abasto ante el virus, pacientes están recurriendo a dichos servicios y Gobiernos están dejando de lado las reservas sobre los riesgos de este tipo de consultas para facilitar las regulaciones.
En 2018, la Comisión Europea estimó que el mercado mundial de telemedicina alcanzaría los 37.000 millones de euros (US$42.000 millones) para 2021, con una tasa de crecimiento anual de 14%. Puede que esta cifra sea superada ahora a medida que las preocupaciones por el virus aumentan la demanda, haciendo que tales consultas sean más rutinarias y ampliamente aceptadas.
Los Gobiernos han tenido cautela ante la difusión de la práctica, aplicando un freno principalmente a través de lo que están dispuestos a reembolsar y lo que cubre el seguro de salud. El Estado francés, por ejemplo, se ha preocupado por lo que considera el surgimiento de un sistema paralelo de “atención médica privada”.
“No se trata de nuestro crecimiento, pero el Gobierno ha puesto límites que no permiten que las personas accedan a la telemedicina en algunas áreas remotas”, dijo Thierry de Qare, calificando estas regulaciones de “camisa de fuerza”.
El coronavirus podría cambiar esto.
El ministro francés de Salud, Olivier Veran, dijo esta semana que el Gobierno ha publicado un decreto que flexibiliza las reglas de reembolso para pacientes que usan telemedicina.