Entre los objetivos de la última ronda de sanciones a los funcionarios más altos del gobierno venezolano por parte del presidente Donald Trump se encuentra Rafael Lacava, quien ha servido de enlace entre EE.UU. y Nicolás Maduro.
La adición del gobernador del estado de Carabobo a la lista de personas a las que se les prohibió tratar con EE.UU. puede tensar aún más las relaciones entre ambos países. Fue Lacava quien ayudó a negociar la liberación el año pasado de Joshua Holt, el ciudadano estadounidense encarcelado en Venezuela desde 2016, luego de dar la bienvenida al senador republicano Bob Corker junto a Maduro en el palacio presidencial de Caracas. Lacava fue anteriormente embajador de Venezuela en Italia y alcalde de Puerto Cabello, ubicación del puerto más grande de Venezuela.
“Desde hace un tiempo, EE.UU. ha dejado de contemplar la posibilidad de negociaciones o diálogos, pero ha intentado mantener un canal de comunicación con actores cercanos al régimen de Maduro. Ese canal se está cerrando ahora", asegura Mariano de Alba, analista político venezolano.
Lacava es conocido por ser una persona extravagante y por sus travesuras como gobernante, dentro de las que se encuentra su propio "Carro de Drácula", un vehículo negro con una jaula en la parte trasera que usaba para intimidar a ladrones e infractores de su estado. Sus anuncios de política a menudo parecen trucos publicitarios: el año pasado estampó 14 nuevos autobuses escolares amarillos con su representativa silueta de murciélago y subió a bordo de un camión cisterna para anunciar una misión de alivio a la escasez de agua regional al que llamó, exactamente, hidrodrácula.
La última ronda de sanciones se produce después de que Venezuela bloqueara los convoyes de ayuda internacional el fin de semana. Durante a la reunión del Grupo de Lima en Bogotá el lunes, el vicepresidente de EE.UU., Mike Pence, aseguró que su país impondría sanciones financieras "aún más fuertes" contra la administración de Maduro. "Todas las opciones están sobre la mesa", dijo.