Arabia Saudita y Rusia se han lanzado a una guerra de precios larga y destructiva, ahora que Moscú ha respondido a la salva inicial de Riad.
Si había alguna duda de que el colapso de las conversaciones de la OPEP+ de la semana pasada había creado una ruptura duradera entre los principales exportadores de crudo del mundo, Rosneft PJSC la ha disipado el lunes. La mayor productora de Rusia bombeará significativamente más petróleo el próximo mes, en represalia por los fuertes recortes de precios de Saudi Aramco.
El Kremlin no se inmutó ante el costo inicial del conflicto: la mayor caída de precios desde el final de la Guerra del Golfo de 1991; cientos de miles de millones borrados de las valoraciones de las compañías petroleras; altos rendimientos de los bonos en los países dependientes del recurso.
Y eso es solo el primer día. Una lucha prolongada entre las dos potencias, cada una de las cuales busca maximizar el dolor por el precio para su enemigo bombeando tanto como sea posible, podría infligir un daño duradero en la industria del producto básico más importante del mundo.
“Jugar a la ruleta rusa en los mercados petroleros puede tener graves consecuencias”, afirma Fatih Birol, director ejecutivo de la Agencia Internacional de Energía.
La estabilidad de países como Irak, Angola y Nigeria puede verse amenazada, mientras que algunos países dependientes del petróleo pueden tener dificultades para cubrir gastos esenciales en atención médica, asegura Birol. El auge del shale en Estados Unidos podría llegar a su fin, con una disminución de la producción a medida que las empresas sufren dificultades financieras.
Aliado de Putin
Rosneft PJSC tiene previsto aumentar la producción de petróleo en cuanto finalice el acuerdo actual de la OPEP+, según una persona cercana a la compañía. Los comentarios, la primera respuesta rusa a la guerra de precios del petróleo iniciada por Arabia Saudita durante el fin de semana, sugieren que Rosneft podría comenzar a aumentar la producción el 1 de abril.
No hay razón para dudar si Rosneft’s tiene la bendición del Kremlin. Su director ejecutivo, Igor Sechin, es un aliado cercano del presidente Vladimir Putin y ha sido el opositor más destacado de la cooperación del país con Arabia Saudita y otros miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo.
La persona, que habló bajo la condición de permanecer en el anonimato, dijo que Rosneft estaba preparada para cualquier escenario y que podía resistir la caída actual de los precios del petróleo. Cuando se le preguntó qué tan rápido la compañía podría aumentar la producción, la persona dijo que analistas bien informados estiman que podría agregar 300.000 barriles por día en una o dos semanas. Eso es suficiente para revertir todos los recortes de producción de la OPEP+ de Rusia y luego agregar un poco más.
Las otras compañías del país podrían hacer lo mismo, después de que el ministro de Energía ruso, Alexander Novak, dejara en claro la semana pasada que cualquier límite de producción ya no se aplicará en abril.
El Ministerio de Finanzas de Rusia dijo que el país está preparado para la caída de precios, con suficientes reservas para cubrir los ingresos perdidos “durante seis a 10 años”, con precios del petróleo de entre US$25 y US$30 el barril. El crudo Brent, el punto de referencia internacional, cotizaba a alrededor de US$35 el lunes.
Batalla brutal
“¿Quién ganará esta guerra de precios? Hay que asumir que será Rusia”, afirma David L. Goldwyn, presidente del Grupo Asesor de Energía del Consejo Atlántico, en una nota. Novak y Putin “tienen experiencia, son duros y no tienen motivos para capitular”.
Los saudíes no lo ven así. El reino no está preocupado por la caída del lunes y sigue decidido a lograr sus objetivos, incluso si lleva meses, según personas familiarizadas con la postura del país.
El reino recortó sus precios del crudo durante el fin de semana, y las mayores reducciones estuvieron dirigidas a los principales mercados de Rusia en Europa. Riad planea maximizar la producción para compensar los precios más bajos, dijeron las personas, potencialmente bombeando un récord de 12 millones de barriles por día.
Incluso un aumento de 20% en la producción de petróleo no compensaría los precios del crudo, que están en menos de la mitad del nivel necesario para que Arabia Saudita equilibre su presupuesto. El reino sufrirá, pero no será la primera vez.
“Arabia Saudita ha librado una serie de guerras de cuota de mercado”, asegura Mark Katz, miembro no residente del Consejo Atlántico. “Todas estas batallas causaron más dolor que ganancias”.