Los líderes europeos rechazaron los pedidos de ayuda de Theresa May para convencer a un escéptico Parlamento del Reino Unido de que acepte su acuerdo sobre el brexit y endurecieron su postura en tanto reforzaron la planificación de un divorcio caótico sin acuerdo.
May había llegado a Bruselas con la expectativa de conseguir algunas “garantías” adicionales referidas a la parte más controversial de su acuerdo sobre el brexit -el llamado “backstop” (red de seguridad) fronterizo irlandés. Si bien aclaró que no esperaba un avance en lo inmediato, instó a los líderes a hacer todo lo que pudieran para que el pacto resultara más aceptable en su país.
Pero en lugar de darle lo que necesita, los líderes endurecieron su posición. Emplearon términos más fuertes en su comunicado, eliminando algunas de las partes más favorables que los diplomáticos habían redactado en vísperas de la reunión. La libra cayó.
“Theresa May ha librado una batalla valiente pero lamentablemente no estamos viendo los resultados”, dijo a los periodistas el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker. A May le dijo que pensara ideas nuevas para resolver el problema.
Si May no logra persuadir al Parlamento de que respalde su plan, Gran Bretaña quedará en vías de salir del club de 28 países en un plazo de apenas tres meses, lo cual desatará un caos político y económico. Como alternativa, corre el riesgo de que el Parlamento la empuje a hacer pedazos su plan para el brexit o incluso a un segundo referéndum.
El lunes pasado, May se vio obligada a cancelar una votación parlamentaria proyectada a los efectos de ratificar su acuerdo sobre el brexit porque sabía que perdería. Dos días más tarde, debió luchar contra un intento de destituirla de su cargo de primera ministra de su propio partido Conservador, consternado por la forma en que maneja la salida del Reino Unido de la UE. Sobrevivió a la votación, pero la mayoría del parlamento continúa oponiéndose a su acuerdo.
Tres diplomáticos dijeron que el discurso de May a los líderes fue demasiado vago y que no pudo hacerles entender lo que ella cree exactamente que funcionaría. De manera inusual para las cumbres relacionadas con el brexit, los propios líderes tomaron parte en reescribir el comunicado, y fueron aún más pesimistas que sus funcionarios, dijo uno de los diplomáticos.
“Nuestros amigos del Reino Unido deben decir qué quieren en vez de pedirnos que digamos qué queremos nosotros”, dijo Juncker al término de la reunión. “Desearíamos que en unas pocas semanas nuestros amigos del Reino Unido nos plantearan sus expectativas dado que este debate se vuelve por momentos nebuloso e impreciso.”
Los líderes recortaron una línea de la declaración que había propuesto “analizar si puede brindarse otra garantía” con relación a la red de seguridad. De todos modos, reiteraron que se esforzarán por evitar que ésta llegue a implementarse y por garantizar que, en caso de que eso ocurra, sólo sea en forma temporaria. También se comprometieron a trabajar rápidamente en el futuro acuerdo comercial.
El equipo de May se concentrará en los mensajes positivos contenidos en la declaración. Según una persona familiarizada con la posición británica, los líderes de la UE han dicho en privado que no descartan otras negociaciones.
El mayor problema político que enfrenta May con lo que se conoce como garantía del "backstop" para la frontera irlandesa es que vincula indefinidamente al Reino Unido con el régimen aduanero de la UE. Eso resulta inaceptable para los conservadores favorables al brexit, que quieren que Gran Bretaña se libere de las normas europeas para establecer acuerdos de libre comercio en el mundo entero. El partido irlandés del Norte que apoya al gobierno minoritario de May también lo rechaza dado que trata a Irlanda del Norte de manera diferente que al resto del Reino Unido.