Todos los inviernos hay una triste imagen que se repite: guardias de los hospitales repletas por una enfermedad respiratoria infantil causada principalmente por el virus sincicial respiratorio (VSR). Se trata de la bronquiolitis, una infección que afecta anualmente a 300 mil niños argentinos menores de dos años y es la primera causa de muerte en bebés menores de un año. A pesar de medio siglo de investigaciones, la enfermedad no cuenta con un tratamiento específico ni una vacuna preventiva. Pero esta realidad podría cambiar pronto.
Al menos siete desarrollos –entre anticuerpos monoclonales e inmunizaciones– están en carrera para dar con una manera efectiva de evitar la enfermedad en lactantes. Entre ellos, la opción más avanzada es una vacuna que se probó con éxito en embarazadas argentinas y está actualmente siendo evaluada por las autoridades regulatorias del mundo. La inmunización podría estar disponible en 2022.
“Se ha puesto a andar una locomotora –la Fundación Bill y Melinda Gates– que tira del carro y hace que existan siete u ocho alternativas contra la bronquiolitis en testeo. Esto augura que se trata es una enfermedad a la que –tal como la conocemos– le queda poco tiempo”, le dijo a PERFIL Fernando Polack, médico pediatra, infectólogo y director de la Fundación Infant.
Polack fue profesor en la Universidad de Vanderblit, Estados Unidos, y desde hace veinte años investiga vacunas contra bronquiolitis. “La primera tarea fue evaluar por qué fracasaron las vacunas antiguas que se testearon en los '60. A través de la Fundación, todo este trabajo estaba apoyado por los Institutos de Salud de los Estados Unidos (NIH). Y después nos contactó la Fundación Gates para empezar a investigar el impacto de la bronquiolitis en algunas comunidades vulnerables. Así se nos acercaron varios actores para diseñar estudios y comenzar a evaluar vacunas contra la bronquiolitis a nivel mundial”.
—¿Cuál es el impacto de la enfermedad?
—La bronquiolitis es la enfermedad respiratoria más relevante para la pediatría. Infecta a la mitad de los niños menores de un año, y de esos, alrededor de seis de cada cien terminan hospitalizados. Es causada principalmente por el VSR, pero hay otros virus que también causan bronquiolitis, como la influenza. Estamos aprendiendo a dividir la bronquiolitis, que es un gran paraguas de enfermedades. Para el médico, es un conjunto de síntomas que puede haber sido disparado por un grupo distinto de factores. Por ejemplo, si un bebé vive en un área de mucha pobreza y exposición a otros gérmenes, sus pulmones no crecen bien. Y cuando se infectan con un virus tienen bronquiolitis. La enfermedad mata a 150 mil chicos menores de 5 años todos los años en el mundo. En Argentina, se estima que la bronquiolitis causa 500 muertes por año, con 600 a 700 mil nacimientos anuales. En cambio, Estados Unidos tiene 50 muertes por año con 4 millones de nacimientos anuales.
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—¿Por qué se da semejante diferencia?
—El virus está presente en ambos países y el tratamiento en términos farmacológicos, no difiere. Sin embargo, cuanto más desarrollado está el país, mejores son sus sistemas de salud, mejor es la infraestructura que rodea a la población y tienen menos mortalidad por estos gérmenes. De todos los muertos que hay anualmente por bronquiolitis, menos de cien ocurren en el mundo desarrollado. Hay poblaciones que tienen mayor riesgo de bronquiolitis. Una es la población socialmente vulnerable, la población de villas de emergencia, porque está inmersa en un sistema que cruje, que tiene grietas. No es la enfermedad en sí sino que es el contexto: la nutrición, deficiencias de acceso a la salud, deficiencias de atención médica, entre otros factores.
—¿Cuáles fueron los resultados del ensayo?
—La primera vacuna que se evaluó a nivel global en los últimos diez años se originó en una compañía pequeña que se llama Novavax en sociedad con la Fundación Gates. Ellos desarrollaron una vacuna preventiva con foco particular en el mundo en desarrollo, porque allí es donde se mueren los niños. Se evaluó en Argentina, Estados Unidos, Sudáfrica, España, Bangladesh y en otros seis países. Lo que se vio es que se trata de una vacuna que funcionó mucho mejor en Argentina que en Estados Unidos Lo más importante es que demostró que se puede hacer una vacuna que funciona. Es cierto que no funcionó todo lo bien que hubiésemos querido: previno cuatro de cada diez bronquiolitis en el mundo. Y, en la Argentina, casi siete de cada diez. Tuvo otro efecto más, y es que previno las neumonías graves que ocurren a veces siguiendo a las bronquiolitis durante un año entero. Son conclusiones muy importantes para los países en vías de desarrollo.
—¿Qué rol jugó Argentina en el trabajo?
—Tuvo un rol muy importante. Armamos una estructura para responder a los estudios de evaluación de la vacuna. Se evaluó en centros de Tucumán, Salta y CABA. Junto con Sudáfrica, fuimos uno de los países que más contribuyó al estudio. Es una vacuna que se aplica a las mujeres embarazadas para que los bebés estén inmunizados al nacer, ya que la enfermedad es más severa en los primeros meses de vida. Es una estrategia que tomó fuerza a partir de la pandemia de gripe H1N1. La vacuna está en proceso de evaluación por autoridades regulatorias en el mundo. Hay que ver qué estrategia van a adoptar los diferentes países.
Cómo evitar complicaciones
No existe un tratamiento específico contra este virus. La mayoría de los casos se maneja en forma ambulatoria y un 3% de los pacientes requerirá hospitalización. En algunos casos, se aplica un anticuerpo monoclonal para evitar la infección en bebés de alto riesgo como prematurez o enfermedad cardíaca congénita. Sin embargo, hay una serie de medidas que disminuyen el riesgo de padecerla en forma severa. “La lactancia materna tiene un efecto muy poderoso en la prevención del VSR, probablemente porque contribuye a madurar el pulmón y el sistema inmune durante los primeros meses de vida. Lo segundo es una medida sanitaria más amplia: no fumar. El cigarrillo daña al chico y a todos los miembros de la familia”, sostuvo Fernando Polack. “Después, claramente, lo más importante tiene que ver con la estructura sanitaria de los países. En Argentina, en el conurbano bonaerense, la mitad de las muertes por este virus se dan en el hogar, no el hospital. Hay familias que no reciben pautas de alarma para volver a la consulta en momentos en que la vida del bebé está en juego.
Estar atentos
En su forma más grave, esta enfermedad puede traer aparejadas diversas complicaciones. Entre ellas las siguientes:
◆ Cianosis (falta de oxígeno, que se muestra en la piel y los labios que se vuelven azules.
◆ Apnea, o pausas en la respiración.
◆ Bajos niveles de oxígeno e insuficiencia respiratoria. Puede ser necesario intubar al paciente.
◆ Deshidratación.
◆ En esos casos suele ser necesaria la internación.
Bronquiolitis