CIENCIA
el gobierno retoma el plan satelital

Comienza el desarrollo del Arsat 3 y prevén ponerlo en órbita en 2023

El tercer satélite será el primero de alto rendimiento y tendrá como objetivo brindar internet banda ancha en lugares remotos. Será construido por Invap.

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Conectividad. En la planta que Arsat tiene en Benavídez se reunieron autoridades de Arsat, Invap y la Secretaría de Innovación. | gza. arsat

Arranca el diseño y la construcción del tercer satélite argentino: el primero de la segunda generación (Arsat SG1). Esta semana la Secretaría de Innovación Pública, el operador estatal satelital Arsat y la empresa rionegrina Invap anunciaron el relanzamiento del Plan Satelital, discontinuado durante el gobierno de Mauricio Macri, que prevé lanzar Arsat SG1 en 2023. Se sumará así a la flota que integran Arsat 1 y 2, que fueron puestos en órbita en 2014 y 2015 respectivamente.

El objetivo principal de Arsat SG1 será brindar banda ancha al país. “El tercer satélite argentino proporcionará servicios de comunicación. Estará apuntado a universalizar el acceso a la conectividad y a ofrecer internet de calidad a lo largo y a lo ancho de todo el país. Argentina es un país federal y amplio, por lo que el acceso universal a internet es importante para ampliar derechos y generar más inclusión”, le dijo a PERFIL Micaela Sánchez Malcolm, secretaria de Innovación Pública.

Aún falta definir los requerimientos técnicos de Arsat para avanzar en su ingeniería y posterior construcción que estará a cargo de Invap. Se sabe que será el primero de una nueva generación de satélites de alto rendimiento (High Throughput Satellite) que permiten transmitir un mayor volumen de datos a menores costos. “Hoy se dispone de nuevas tecnologías que hacen que el satélite sea más eficiente a menor costo y eso permite bajar el precio del giga”, explicó Gabriel Absi, gerente del Area de Proyectos Espaciales de Invap.

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Otra de las características es que el Arsat SG1 incorporará propulsión eléctrica, mucho más eficiente que la química, y que permitirá reducir la cantidad de combustible que hay que embarcar en el lanzamiento. “Invap ya viene llevando adelante estos desarrollos a través de una empresa que se llama Gsatcom en sociedad con Turkish Aerospace Industries”, sostuvo Absi. Se desconoce aún el monto que se va a invertir en la construcción y puesta en órbita del nuevo Arsat. Los dos anteriores tuvieron un costo final de alrededor de US$ 250 millones. Desde la Secretaría de Innovación Pública indicaron que se están buscando diferentes fuentes de financiamiento.

“El relanzamiento del Plan Satelital se enmarca en una política de Estado que establece el acceso universal a internet y a las tecnologías de la información como un derecho de todos los ciudadanos. Para eso hay que abarcar todo el país con el precio más bajo posible”, sostuvo Pablo Tognetti, gerente general de Arsat.

Para Sánchez Malcolm, la importancia del desarrollo del tercer satélite geoestacionario se vincula estrechamente con la soberanía nacional: “Las posiciones orbitales son activos estratégicos que hay que cuidar mediante la inversión que estamos encarando”. Al no avanzar con la puesta en órbita de Arsat 3, la Argentina estuvo en riesgo de perder los derechos de uso de la banda de frecuencias Ka desde la posición 81° Oeste. Para proteger la prioridad que la UIT otorgó al país, la anterior gestión de Arsat decidió alquilar el satélite Astra-1H. Ahora se busca cubrir la posición orbital con un satélite propio.

 

El Saocom 1B será lanzado a fines de marzo desde EE.UU.

Comenzó la cuenta regresiva para el lanzamiento del Saocom 1B de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae). Tras finalizar con éxito la etapa de ensayo e integración en Bariloche, el satélite aguarda su partida cuidadosamente embalado para viajar, en principio el 21 de febrero, a bordo del avión ucraniano Antonov 124 hacia Cabo Cañaveral en los Estados Unidos, para llegar a la empresa Spacex, a cargo de su lanzamiento a bordo del lanzador reutilizable Falcon 9, a fines de marzo.

“El satélite Saocom 1B ya está totalmente terminado, pasó exitosamente todos los test que tenía que pasar. En este momento estamos organizando todo el embalaje del satélite y del equipamiento que tenemos que llevar a la base de lanzamiento. Si las fechas no cambian, la ventana que tenemos asignada de lanzamiento sería el 29 o 30 de marzo. El satélite debería estar saliendo de Bariloche el 21 de febrero hacia Cabo Cañaveral en la Florida”, le explicó a PERFIL Gabriel Absi, gerente del Area de Proyectos Espaciales de Invap.

“Ahí vamos a estar 42 días haciendo todos los ensayos y acondicionamientos que hay que hacer para preparar el satélite para el lanzamiento. El Saocom 1B pesa tres toneladas y hay que llevar otras 50 de equipamiento a la base para hacer los últimos preparativos del satélite antes de montarlo en el lanzador”, detalló Absi.

Al igual que su satélite gemelo, el Saocom 1A, que se lanzó en octubre de 2018, el 1B se utilizará para medir la humedad del suelo; desarrollar guías de crecidas de los ríos; alertar sobre inundaciones; brindar datos de navegación; dar soporte al agro para la fertilización y la fumigación y detectar desplazamientos del terreno, acuíferos, derrames de petróleo y pesca ilegal.

Ambos satélites poseen tecnología de radar que permite obtener información de la Tierra aunque sea de noche o haya nubosidad. El instrumento obtiene los datos sobre formas y estructuras a través de la emisión de un pulso de microonda que viaja hasta la Tierra donde rebota en la superficie para luego recibir el resultado de esa interacción, como si fuera un eco. Los dos Saocom junto con cuatro satélites italianos formarán el Sistema Italo-Argentino de Satélites para la Gestión de Emergencias.

“Los momentos previos al lanzamiento son de mucho entusiasmo y nerviosismo porque son muchos años puestos en trabajo y se acerca la hora de poner en órbita el satélite y verlo funcionando”, contó Absi. “Estamos un poco más tranquilos que otras veces porque ya hicimos el Saocom 1A y sabemos que todo funciona bien”, agregó. Se estima que en el proyecto participaron alrededor de 800 personas de Conae, Cnea, Invap, el laboratorio Gema y Veng.