CIENCIA
vivir sin comer productos de origen animal

Dieta vegana para niños: debaten médicos sobre riesgos y beneficios

Mientras unos advierten peligros en que un chico excluya de su régimen varios alimentos, otros son moderados. Sustitutos de la comida tradicional.

Elección. Los Martí (foto) viven en San Luis y los Lanin en la Ciudad de Buenos Aires. Ambas familias decidieron dar una alimentación sin carne ni derivados de animales a sus hijos. Dicen que los chic
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Ilán, de 2 años, y Arión, de 4, llegan a la puerta de la cocina corriendo descalzos, con los cachetes colorados. Es la hora del almuerzo en casa de la familia Lanin. En la mesa no hay hamburguesas ni panchos, sino verduras, cereales y milanesas de soja. Es que tanto Ilán como Arión son veganos “desde la panza”. Siguen la dieta de sus padres, Samanta y Eduardo Lanin que se caracteriza por ser la ortodoxia del vegetarianismo: los veganos no solo rechazan la carne, sino todo producto de origen animal como la leche, los huevos y la miel. “Llevamos este estilo de alimentación porque entendemos que nuestro cuerpo no necesita comer animales ni derivados para ser saludable y, al mismo tiempo, respetamos el derecho a vivir y a no sufrir de todos los seres, cosa que no pasa en la industria cárnica y láctea”, le contó Samanta a PERFIL.

El estilo de alimentación de estos hermanitos de Belgrano gana cada vez más adeptos en el país, pero despierta discrepancias entre nutricionistas y pediatras, preocupados por el efecto que puede causar un posible déficit de calcio, hierro, zinc, vitamina D, vitamina B12 y proteínas en el crecimiento infantil. “En los niños pequeños es muy difícil cubrir las demandas nutricionales dentro del veganismo. Son dietas deficitarias si no están bien formuladas y cuentan con un control permanente”, advirtió Miriam Tonietti, secretaria del Comité de Nutrición de la Sociedad Argentina de Pediatría. “El desarrollo demanda estos nutrientes, cuyas fuentes principales coinciden con lo que los veganos excluyen y su falta podría causar repercusiones irreversibles”, agregó Sabrina Kuzawka, miembro de Nutrición Educación Terapéutica.

Sin embargo, la Asociación Americana de Nutrición y Dieta emitió en 2009 un informe donde aseguraba que tanto la dieta vegetariana como su versión estricta eran saludables para todas las edades, incluyendo niños, siempre y cuando estuvieran “adecuadamente planificadas” para evitar las carencias de hierro, calcio y vitaminas D y B12. La más peligrosa es esta última. “La B12 no existe en el reino vegetal. Podría encontrarse en ciertas algas, pero suele requerir un suplemento”, indicó Edgardo Ridner, ex presidente de la Sociedad Argentina de Nutrición. “Diariamente vemos adolescentes vegetarianos desde el nacimiento con osteopenia por falta de calcio, anemias por deficiencias de hierro y/o vitamina B12, y alteraciones neurológicas y del crecimiento por nunca haber recibido asesoramiento de un licenciado en nutrición”, resumió Marcela Manuzza, de la Sociedad Argentina de Obesidad y Trastornos Alimentarios.

Samanta, creadora del emprendimiento “Casa Vegana”, asegura que sus hijos son sanos: “Durante el embarazo me hacía los análisis y me daba todo bien”. Un día cualquiera en su hogar arranca con jugos y licuados de frutas, galletas de arroz y cereales. Ilán dice que sus comidas preferidas son las pastas y las papas. Las de Arión, el brócoli y el coliflor. Ambos hermanos son fans de la pizza de polenta.

Socialización. “Los padres son libres de alimentar a sus hijos como deseen, pero deben evitar adoptar posiciones extremas que dificulten el relacionamiento con su entorno”, aconsejó Ridner. Tao Alfredo Martí, de 13 años, vivió en su San Luis natal la exclusión por ser vegano. “Mi hijo sufrió bullying en la escuela; lo discriminaron, lo aislaron. Lo peor fue que los docentes lo acusaban de no integrarse, cuando los demás no lo dejaban”, relató Manuel, su papá, quien preside la Unión Vegetariana Argentina. Como no tuvieron respuesta de las autoridades, Tao se cambió de escuela y su familia presentó una demanda ante el Inadi.

Luli, a punto de cumplir 6 años, no fue vegana de nacimiento sino que su dieta se fue transformando en base a la información que su mamá, la nutricionista María José Sánchez Sáez, iba recabando. Hoy afirma que su hija creció sana y que está convencida de su elección: “Ella solita cuando ve algo que es de animal lo aparta del plato. Los demás la respetan”. Luli nunca le pidió  ir a comer hamburguesas. “Entiende que lleva una vida distinta y que los demás llevan una vida distinta que nosotros”, explicó María José.

Andrea Cotti, jefa de Nutrición Infantil del Hospital Universitario Austral, recomendó a los padres informarse y hacer con el nutricionista una “minuciosa historia clínica con los antecedentes del niño y su familia”. Un examen físico completo y una valoración nutricional son otros requisitos para “decidir si el chico está en condiciones de adoptar una dieta vegana”. Quienes eligen esta dieta deben hacerse chequeos médicos y de laboratorio con regularidad. Para Ridner, los chicos que comen de todo tienen “un menor margen de error, por la variedad de sus alimentos”. El veganismo, al restringir las opciones, “exige estar mucho más alerta y representa un desafío”, concluyó.

 

“Mis hijos no comen carne”

El veganismo gana cada vez más adeptos en el mundo. Muchos políticos, empresarios y famosos han contribuido a difundir el movimiento al declarar públicamente ser veganos. Entre ellos, Bill Clinton, el cofundador de Twitter, Biz Stone, y las actrices Anne Hathaway, Alicia Silverstone y Natalie Portman.

En Argentina, uno de los actores más comprometido con el veganismo es el conductor y músico Nicolás Pauls, cuyos hijos Olivia de 7 años y León de 3, son vegetarianos desde la gestación. “Son prácticamente veganos. Algún yogur, helado o queso les doy y también comen miel. Leche de vaca directamente nunca consumieron”.

—¿Pensás que su salud corre algún riesgo?
—Me llama la atención que se hable de los riesgos de la alimentación vegana y no de la omnívora, que me parece infinitamente más peligrosa. Comer animales maltratados, inyectados con medicamentos y hormonas, ¿no es riesgoso? Habría que dar vuelta la pregunta: ¿son los omnívoros conscientes de lo que están comiendo?
—¿Por qué eligieron este estilo de alimentación?
—Porque respetamos a las entidades vivientes.
—¿Tus hijos te piden ir a McDonald’s?
—Si van, comen papas fritas. Ellos son mucho más conscientes de su alimentación que nuestra generación. Tienen claro el motivo por el cual no comen carne; saben que lo hacemos por respeto a los animales.