CIENCIA
salud visual

La Anmat comenzará a regular la venta de anteojos para sol

Cada lente deberá incluir un certificado donde se detalle el nivel de protección. Abarca tanto los nacionales como los importados.

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VENTA CALLEJERA. Muchas veces se venden anteojos que fueron rechazados en su país de origen por mala calidad. | CEDOC.

Después de casi un lustro donde diversos colectivos profesionales propugnaban que, desde el Estado, se regulara la venta de antojos de sol para poder asegurar la buena salud visual, finalmente ayer la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) emitió una detallada reglamentación. De acuerdo con la disposición 562 publicada en el Boletín Oficial, a partir de hoy tanto la fabricación nacional como la importación de anteojos para el sol estarán reguladas y deberán cumplir con una serie de normas que buscan asegurar la correcta protección de los ojos de sus usuarios.

“Lo más importante es que, gradualmente, en los próximos meses, llegaremos a que cada anteojo de sol que se venda en Argentina lleve un rótulo oficial donde se detalle la categoría de filtro solar a los rayos UV que ofrece y que va de 1 a 4, que es la máxima protección”, le explicó a PERFIL el contactólogo Norberto Fermani, presidente de la Cámara Argentina de Industrias Opticas y Afines (Cadioa).

Según Fermani, “en el Primer Mundo esto ya es un tema de salud pública y está regulado desde hace quince años. En cambio, en América Latina es reciente: Uruguay, Colombia, y ahora se suma Argentina, son las únicas naciones con normativas sobre este tema”.

Anteojos para el sol deberán cumplir con una serie de normas que buscan asegurar la correcta protección de los ojos de sus usuarios.

Para el directivo, existe mucha desinformación por parte de los consumidores. Y no es algo menor. Los datos de Cadioa indican que cada año se comercializan en Argentina unos 4 millones de anteojos, “muchos no podrían venderse legalmente en ningún país desarrollado. Es más, muchas veces llegan a los puestos de ventas callejeros, y también a muchos comercios, partidas de anteojos que fueron rechazadas en su país de origen tras detectarse que no cumplían con el correcto filtrado de la radiación solar peligrosa”.

El cumplimiento estricto de la categoría de filtro solar, que debería ser sugerida por un oftalmólogo tras una consulta, no es un problema estético. “La finalidad de los anteojos oscuros es filtrar la radiación dañina –desde los rayos ultravioletas hasta los infrarrojos– para que no lleguen al ojo”, explicó el oftalmólogo Ernesto Ferrer, ex presidente del Consejo Argentino de Oftalmología. “Y si los anteojos oscuros no proporcionan el filtro adecuado para detener la radiación ultravioleta, pueden generarse lesiones en los tejidos conjuntivos. Además, al ser oscuros pero no filtrar los rayos UV, facilitan que la pupila tenga una mayor dilatación sin que esté protegida (por la falta de filtros). De esta manera un anteojo oscuro supuestamente protector termina generando el efecto contrario: potenciando el riesgo de que la córnea, el cristalino y la retina sufran daños graves”. Esto puede abrir el camino a patologías como queratitis, blefaritis o cataratas por irritación.

Para Ferrer, mucha gente compra estos lentes en kioskos, supermercados o en la calle, “simplemente porque salen más baratos. Sin embargo, luego sufren un problema de salud que termina siendo mucho más caro”.