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Al científico Stephen Hawking siempre le gustó la polémica. Y su última contribución fueron recientes declaraciones realizadas a la BBC en las que afirmó que “la inteligencia artificial (IA) puede llegar a convertirse en una tecnología peligrosa para los seres humanos”.
Hace ya tiempo que Hawking viene reflexionando sobre este tema, y en un artículo de opinión publicado a principios de este año por el diario inglés The Independent, escribía que “si finalmente los robots se vuelvan más inteligentes que los humanos, podría ocurrir que nos superen y comiencen a manipularnos”. Eso, según Hawking podría facilitarles “el desarrollo de armas nuevas, que no podríamos siquiera entender”.
Por supuesto, no deja de reconocer que los avances en materia de IA tienen beneficios potenciales enormes. “Todo lo que hoy la civilización nos ofrece es producto de la inteligencia humana. Por lo tanto, no podemos ni siquiera predecir todo lo que podríamos beneficiarnos cuando nuestros cerebros se potencien y combinen con la inteligencia artificial. Pero es posible imaginar que lograríamos la erradicación de las guerras, las enfermedades y la pobreza”.
Sin embargo, el astrofísico no deja de recordar que los seres humanos están limitados por la lenta evolución biológica, y no podrían competir con los veloces cambios y adaptaciones que sí podría tener una entidad dotada de inteligencia artificial.
“Nos superarían muy pronto en todos los campos”, afirmó. Y hasta escribió que los desarrollos de inteligencia artificial podrían, finalmente, “significar el fin de la especie humana”.
Para hacer frente a este riesgo propuso que las empresas que investigan esta temática deberían poner más esfuerzos en prevenir esas eventuales futuras consecuencias. “Claro que entiendo que es algo complejo, especialmente porque hay que hacerlo sin sacrificar la privacidad ni la libertad de los usuarios”.
Según el científico inglés, en el corto plazo es importante saber quiénes son las personas o grupos que controlarán el desarrollo de la IA. “Pero en el largo plazo tendremos que considerar si es algo que puede ser –o no– controlado por los seres humanos”.
También llamó la atención sobre el hecho de que por ahora hay muy poca investigación científica seria que evalúe los posibles riesgos que implican estas tecnologías.
Contradicciones. Lo curioso de sus afirmaciones es que Hawking utiliza, en forma cotidiana, soluciones tecnológicas basadas en la inteligencia artificial.
Porque –debido a su enfermedad– no puede siquiera mover los labios para hablar. Por lo tanto, su única forma de comunicación con el mundo es utilizar una computadora especialmente adaptada a sus necesidades, que incluye un sintetizador de voz y un teclado inteligente montados en una tablet. El sistema va aprendiendo en forma autónoma la manera en que el científico elige las letras y las palabras que pasan corriendo en la pantalla frente a sus ojos y le facilita la selección de las que necesita usar aprovechando el único movimiento que, todavía, puede hacer voluntariamente: mover su mejilla.
