Debido a la contaminación ambiental, el cambio climático y otos factores, se calcula que para 2050 habrá 500 millones de personas en el mundo con asma, el doble de casos que hay en la actualidad. Así lo advirtieron especialistas en el marco de la Semana Mundial de la Alergia que arranca mañana.
Esta proyección se basa en una cifra actual: 400 millones de personas padecen rinitis alérgica –su prevalencia varía entre 15 y 30% según el país–, aunque las cifras están en aumento, sobre todo en niños.
“Las consultas pediátricas y derivaciones de los neumonólogos a los alergistas son cada vez más frecuentes. Por lo general se trata de niños que estornudan, tienen mucosidad, se congestionan permanentemente y roncan”, le dijo a PERFIL Débora Seigelshifer, presidenta de la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica.
“Que haya cada vez más cuadros de alergia repercute directamente en los casos de asma, ya que esta enfermedad entre el 70 y 90% de las veces se produce debido a la alergia. Los niños son los más afectados por varias razones, entre las que se cuentran la herencia familiar, la exposición a alérgenos, la contaminación ambiental, los cambios climáticos y la exposición al humo del cigarrillo”, agregó Pablo Moreno, jefe de Atención al Paciente de Fundaler.
De acuerdo con la versión local del International Study of Asthma and Allergy y datos de investigaciones de Fundaler, en los niños de 6 años la prevalencia de la rinitis alérgica es del 39,9% –con un factor de riesgo de asma de 4,05– mientras que en los de 12 años la prevalencia es del 33% y el factor de riesgo asciende a 6,17. Asimismo, se concluyó que los chicos con rinitis alérgica tienen entre cuatro y seis veces más posibilidades de tener asma.
Impacto. “Si el asma y la rinitis alérgica no están bien tratadas, provocan ausentismo escolar, porque al no poder respirar por la nariz, y hacerlo por la boca, el niño sufre alteraciones en el sueño que impactan en su rendimiento. Por eso es importante la educación del paciente y su familia para que se siga el tratamiento adecuado, cuyo objetivo principal es la disminución de los síntomas”, explicó Natalio Salmún, presidente de Fundaler.
“Un niño con asma probablemente será un adulto con asma, con lo cual es vital mejorar en la calidad de vida. Para eso contamos con medidas higiénico-ambientales, fármacos y vacunas (inmunoterapia), aunque también es fundamental la actividad física”, completó Moreno.
