Taringa! busca dejar atrás de una vez por todas su imagen de “portal pirata” y sigue profundizando su transformación hacia una red social de contenidos. En este sentido, ayer al mediodía, anunció un acuerdo con la Cámara Argentina del Libro (CAL) para moderar de forma conjunta los contenidos presentes en el sitio web, en el marco de la segunda edición de Mercado de Industrias Culturales Argentinas (MICA 2013), que se está llevando a cabo en Tecnópolis. “Estamos convencidos de que se trata de un acercamiento histórico para la industria, que tendrá consecuencias muy positivas para todos y nos da mucho orgullo poder ser parte de esto”, expresó Matías Botbol, director de Taringa!
Asimismo, también se firmó, con presencia de representantes de la Sociedad Argentina de Autores y Compositores, la Asociación Argentina de Intérpretes y la Cámara Argentina de Productores de Fonogramas y Videogramas, un acuerdo conjunto de trabajo para la gestión de la libre circulación de contenidos en la red. Rodolfo Hamawi, director de Industrias Culturales de la Secretaría de Cultura de la Nación, fue el encargado de presentar el convenio: “Las tecnologías avanzan más rápido que las políticas y es necesario dar un amplio debate en estos temas de la manera más conveniente para todos”.
Las principales cláusulas del acuerdo expresan que las partes “comparten el objetivo de profundizar la democratización en el proceso de circulación de bienes culturales, garantizando la amplitud y diversidad de los contenidos”, que buscan garantizar “el derecho de los ciudadanos a participar del progreso científico, económico y cultural de la comunidad mediante un mejor acceso a las obras disponibles, derecho que posee rango constitucional en la Argentina”. Pero también señalan que este proceso de circulación “no debe lesionar el legítimo derecho de sus creadores a beneficiarse económicamente con el fruto de su trabajo”.
Con la herramienta de denuncia que Taringa! le habilitó a la CAL, la institución puede gestionar de forma directa los contenidos que infringen el derecho de autor. “Le damos una herramienta para agilizar el sistema de denuncias actual que nosotros tenemos. Lo estamos haciendo porque no hay una ley que nos diga cómo hacer las cosas. Lo terminamos acordando entre privados, pero se necesita una ley para esto”, sostuvo Botbol.
Alberto Nakayama, otro de los directores del portal, explicó su funcionamiento: “Ellos marcan el material que se supone que viola algún derecho de copyright, el posteo desaparece del sitio y pasa a una instancia de moderación por parte de Taringa! donde, si se comprueba la infracción, el material se elimina”.
Caminos paralelos. El acuerdo se da en el medio de un proceso judicial que mantienen editoriales miembros de la CAL contra los socios de Taringa! desde 2009. “Este acuerdo es independiente del proceso penal, pero lo vemos como una tregua también. No se puede frenar, ya que es una demanda de acción pública, pero sí se puede dejar de alimentar o de ponerle presión. Estamos confiados de que será favorable para la compañía, ya que no cometimos ningún delito”, opinó Nakayama.
Sin embargo, Isaac Rubinzal, presidente de la Cámara Argentina del Libro, fue tajante en la negativa respecto de si este acuerdo podría debilitar el juicio penal. “Este acuerdo es desde hoy y para el futuro, y procura que no haya problemas entre las entidades en sus intereres particulares, pero no modifica en nada el proceso penal”.
Según Botbol, en la actualidad sólo el 4% de sus publicaciones corresponde al intercambio de archivos mediante enlaces. De esta forma, la moderación de los contenidos de parte de los interesados se simplifica. Taringa! cuenta hoy con 21 millones de usuarios registrados y maneja un tráfico de 67 millones de usuarios únicos por mes de habla hispana.
El sitio no quiere desaprovechar el potencial mercado de habla inglesa y por eso, desde hace dos años, trabaja en la plataforma Socialphy, un Taringa! en inglés, y también apuesta a Taringa! Música, donde ofrece un servicio de streaming para músicos donde se busca generar un modelo de negocios en el que tanto la empresa como los artistas generen ingresos.