Uno de los problemas que deberá enfrentar el sistema de salud en las próximas semanas de pandemia es interno pero generalizado: entre el mayor grupos de contagiados, se encuentra el propio personal de salud, especialmente los de la primera línea de atención. En Argentina ese número representaba, al principio del brote, alrededor del 20% de los casos confirmados. Ahora, según el último informe brindado por Carla Vizzotti, secretaria de Acceso a la Salud, ese grupo ronda el 10% (hasta el viernes cerca de 2.800 casos).
Buscando bajarlo más, el Ministerio de Salud de la Nación presentó esta semana el Plan de Cuidados para Personal de Salud, que incluye encuestas, seguimiento y capacitación. De acuerdo al doctor Pedro Silberman, director de talento humano del equipo de Ginés González García, “ya trabajamos en más de 20 hospitales, con 5 mil trabajadores, en forma consensuada con gremios y federaciones médicas”. Según Silberman, “el plan tiene tres ejes: medir y categorizar los riesgos en cada lugar; consensuar y normatizar medidas de seguridad y formar y dar acompañamiento a los profesionales”. Para eso están recopilando encuestas anónimas donde se pregunta sobre el proceso laboral, factores de riesgo, si trabajan con Covid, si cuentan con equipos de protección y si está capacitado y supervisado en forma adecuada”. La encuesta se usa para evaluar riesgos de contagio y esa información se entrega luego a la autoridades de cada centro médico para que implementen medidas.
También la provincia de Buenos Aires lanzó el Plan Silvio –en conmemoración a Silvio Cufré, el primer trabajador de la salud víctima del coronavirus en la provincia de Buenos Aires–, un programa de vigilancia epidemiológica que se enfoca en testeos al personal de salud (ver recuadro).
En tanto, también el ministerio de Salud porteño viene intensificando testeos. Hasta ahora –haciendo vigilancia epidemiológica– llevan realizados 1.936 tests a profesionales de salud. “Por el momento, solo 60 dieron positivo”, detallaron a PERFIL. “Estos tests rápidos se hicieron en las UTI de 16 hospitales diferentes”.
Denuncias. A pesar de que el porcentaje de contagios de equipos médicos está en baja, muchos profesionales siguen denunciando deficiencias en equipamiento de protección personal (EPP). “Recibimos a diario muchísimas denuncias desde todo el país. Nos envían fotos y videos de salas y terapias intensivas y la conclusión común es que sigue habiendo una gran falta de EPP básicos”, le aseguró a PERFIL Marcelo Userpater, médico nefrólogo y vocero del grupo MedicosAutoconvocadosArg, que agrupa a cuatro mil profesionales.
“Otras veces”, agregó Userpater, “son de baja calidad. Por ejemplo, un colega que atiende pacientes de Covid-19 mostró que deben usar camisolines no “hemorrepelentes”. Por lo tanto, no se protegen del riesgo de infección”. Este médico también recordó que muchas de las máscaras disponibles fueron donadas por voluntarios que las fabricaron artesanalmente. “Más allá de la buena intención a veces no son adecuadas para prácticas médicas de riesgo”.
A esto se le suma que residentes y concurrentes de CABA hicieron, a mediados de mayo, un relevamiento en los 23 hospitales que atienden Covid-19: “Solo diez contaban con todos los elementos de protección personal”, recordó Userpater.
Para Rodolfo Arrechea, coordinador nacional de salud del gremio ATE y delegado en el Hospital Rivadavia, “el trabajador se está llevando la peor parte y sabemos que podría mejorarse”, le dijo a PERFIL. “Hoy, en Argentina el personal infectado ronda el 11%, mejor que hace varias semanas. Pero en España e Italia comenzaron con el 19% y, con medidas adecuadas, lo bajaron a 4%”.
Arrechea explicó que desde ATE denunciaron la falta de insumos hace meses. Pero reconocen que la situación mejoró. “Ahora los directivos de salud de Nación, Buenos Aires y –últimamente– también CABA, están trabajando bien”. Y aunque el delegado advirtió que es posible que haya faltantes, “suele ser transitorio”. Sin embargo advirtió que “también notamos que algunos elementos pueden ser de baja calidad”.
Tanto Userpater como Arrechea propusieron incrementar la cantidad de testeos a equipos de salud. “Se está llegando tarde y recién ahora se comenzó con programas “piloto”. No es posible esperar a que haya síntomas para chequearlo, aseguró Userpater. “Si se instrumentan testeos generalizados al personal de las zonas “calientes”, cada pocos días, podríamos prevenir mejor”.
Arrechea sumó otra razón: “Sería una buena idea aumentar la cantidad de testeos. Se que hay opiniones encontradas sobre el tema, pero nosotros consideramos que a los trabajadores les daría una contención psicológica importante. Se puede discutir cada cuantos días hacerlos, pero sería una estrategia positiva elevar la frecuencia entre el persona de salud”.
Pruebas de anticuerpos en hospitales públicos
Las autoridades afirman que la situación de cuidados al personal de salud mejoró desde el inicio de la pandemia. Fuentes del Ministerio de Salud de CABA le aseguraron a PERFIL que “actualmente brindan todos los EPP necesarios para que se pueda atender de manera segura: barbijos, máscaras, guantes, cofias, botas, camisolines, etc”. Y desde la Provincia explican que la situación fue cambiando. “Al principio casi el 20% de los contagios era de personal de salud. Pero a medida que fuimos aprendiendo, tomando medidas y aumentando el stock de EPP, mejoramos: estamos en alrededor del 11%”, le explicó a PERFIL Enio García, jefe de asesores del ministro de Salud de la Provincia de Buenos Aires. Esta semana, en el marco de la “Ley Silvio”, se diseñó –junto al equipo del Instituto de Epidemiología de Mar del Plata– una estrategia para hacer testeos en hospitales. “Utilizamos el test diseñado por el Instituto Leloir para profundizar la vigilancia epidemiológica y analizar como está circulando el virus. En función de eso, obtenemos datos que no permiten mejorar la seguridad en cada unidad”, detalló. Según García, esto es mucho más eficiente que realizar test de PCR sistemáticos, “algo que no sólo contribuye a administrar mal los recursos, sino que el exceso de testeos provoca cuellos de botella en los laboratorios y demoras en los resultados. Así se nos atrasa la toma de decisiones de aislamiento inteligente. En otras palabras, hacer tests por demás termina siendo contraproducente”.