Cada año se notifican en Argentina 1,2 millones de casos de diarrea aguda y casi la mitad corresponde a menores de cinco años. Este problema es global: según la Organización Mundial de la Salud las diarreas agudas son la tercera causa de mortalidad infantil y dos patógenos virales – el rotavirus y el norovirus– son los principales agentes causantes de estas gastroenteritis.
Pero este duro panorama puede mejorar drásticamente en los próximos años gracias a un desarrollo biotecnológico realizado por investigadores del INTA y el Conicet, que tendrá durante el 2020 los primeros ensayos clínicos en humanos. La innovación incluye la selección, producción y utilización de nanoanticuerpos, que son fragmentos de un tipo especial de anticuerpos que se obtienen del metabolismo de camélidos especialmente tratados y que demostraron su capacidad para neutralizar, en forma efectiva y rápida, diversas cepas de rotavirus y de norovirus.
Tras catorce años de investigación, el hallazgo de nanoanticuerpos contra el rotavirus fue patentado en 2017 en el Instituto Nacional de la Propiedad Industrial (INPI) y todas las pruebas mostraron su altísima efectividad contra las infecciones en ratones y en cerdos. De hecho, el desarrollo fue elegido como el mejor invento de Latinoamérica en el 1° Concurso de Inventos Patentados 2018.
“Básicamente logramos identificar nanoanticuerpos muy específicos y poderosos que son parte del sistema inmune de los camélidos. Estos nanoanticuerpos los conseguimos tras trabajar con llamas previamente inmunizadas contra una proteína del rotavirus. Y lo que comprobamos es que neutralizan la infección generada por todas las cepas de rotavirus con las que los probamos”, le resumió a PERFIL Andrés Wigdorovitz, director de la plataforma Incuinta e investigador del Conicet.
“La administración oral de este nanoanticuerpo actúa en 24 horas y –en la dosis adecuada– logra prevenir la diarrea por rotavirus. En su forma terapéutica logra resolver el cuadro clínico en tres días. Además, su uso no causa efectos secundarios. O sea, será un complemento ideal para la vacuna que ya existe”, agregó.
"Estamos buscando alianzas para poder encarar en 2020 los ensayos clínicos"
Los expertos fueron realizando pruebas que demostraron que estos nanoanticuerpos neutralizaban infecciones causadas por rotavirus que afectan a distintas especies animales. “Probamos con terneros, potrillos y lechones y también tenemos sólida evidencia de que neutraliza a las principales cepas que afectan a los chicos”, contó la investigadora del Conicet Viviana Parreño, coordinadora científica de Incuinta e integrante del Instituto de Virología del INTA Castelar.
El equipo no solo aisló, mediante técnicas de biotecnología, los nanoanticuerpos –técnicamente denominados “VHH”– sino que desarrollaron el sistema para producirlos, purificarlos y utilizarlos en cantidad. “Son moléculas muy pequeñas con la capacidad de reconocer partes de la cápside del virus, enlazarse y desarmarlo”, detalló Parreño. Y agregó: “Funcionan como un anticuerpo monoclonal recombinante y es una tecnología que, pensamos, va a revolucionar la industria de los anticuerpos monoclonales a escala mundial en los próximos cinco años”.
Posibilidades. La forma de actuar de estos anticuerpos en el metabolismo viral hizo que los investigadoras idearan diferentes usos: “en distintas formulaciones sirven para varias cosas. Por ejemplo, el año pasado elaboramos para el Instituto Anlis-Malbrán 7 mil kits que fueron distribuidos en 19 hospitales del país para detectar la presencia de rotavirus. Se usaron para hacer diagnóstico y vigilancia epidemiológica”, resaltó Wigdorovitz.
En mayor cantidad los nanoanticuerpos pueden ser mezclados con, por ejemplo, una bebida láctea y transformarla en alimento funcional que ayuda a disminuir la circulación de estos virus en un grupo confinado, como en niños que asisten a un jardin maternal. O, en el caso de norovirus, se puede administrar a los pasajeros en un crucero donde a veces se registran epidemias de esta patología o en personas inmunodeprimidas. En mayor concentración sirven como terapia específica antiviral –que hasta el momento no había– y funcionaría como tratamiento curativo, para neutralizar el virus y cortar la diarrea viral.
“En este momento estamos buscando alianzas con algún laboratorio para formular un alimento funcional o un biofármaco y poder encarar, en 2020, los ensayos clínicos de inocuidad en voluntarios sanos y luego de efectividad en niños con diarrea. Son pruebas caras, de varios millones de dólares, pero es una solución atractiva para un gran problema de salud”, dijo el experto del INTA.
De hecho, el proyecto es tan prometedor que llamó la atención de expertos del MIT. “Tras firmar un convenio, ahora el MIT es el responsable de poner a punto una miniplanta portátil de producción automatizada de nuestros anticuerpos monoclonales terapéuticos”. Los mismos que prometen revolucionar la salud pública.
Un puente entre empresas e investigadores
El desarrollo de nanoanticuerpos contra el rotavirus en bebés es la más reciente vuelta de tuerca de un proyecto que nació en 2007 y que fue bautizado Incuinta. “Es una plataforma técnica y organizativa que busca generar el puente entre los resultados obtenidos en las investigaciones y los requeridos por las empresas generando los prototipos, evaluando su escalabilidad, reproducibilidad y llegando a su registro de manera que podamos decir que está a punto “empresario”, explicó Wigdorovitz. El hallazgo de los nanoanticuerpos contra el rotavirus fue elegido como el mejor invento de Latinomérica en el 1° Concurso de Inventos Patentados (Prosur). “Es un orgullo para el país que se reconozca la potencia de nuestros inventores. Estamos facilitando los procesos para registrar patentes en la Argentina, para que toda la creatividad y fuerza emprendedora de los argentinos se ponga en marcha y genere valor de exportación”, afirmó Dámaso Pardo, presidente del Instituto Nacional de la Propiedad Industrial (INPI).
El mismo invento logró el reconocimiento de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual a la “Mujer Inventora”, que se llevaron las investigadoras Lorena Garacoechea, Gisela Marcoppido y Viviana Parreño. El premio incluye la participación del grupo en abril en la Exposición de Invenciones que realiza la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) en Ginebra, Suiza. Allí se dan cita miles de innovadores e inversores de todo el mundo.n