COLUMNISTAS
revolucion de Stonewall INN

50 años de orgullo Lgbti+

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Logros. Si bien se han conquistado muchos derechos, aún hay otros pendientes. | cedoc

Las noches de Stonewall Inn transcurrían casi siempre del mismo modo. Tragos, música y mucha pluma en el pequeño bar del Greenwich Village neoyorquino espacio de encuentro del colectivo Lgbti+. Lesbianas, gays, drag queens, travestis y vecinos aliados pasaban largas noches en uno de los pocos sitios en los cuales estaba “permitido” expresarse abiertamente: “ser”.

De cuando en cuando la noche era interrumpida por sirenas, golpes, gritos y violencia. Siempre las razzias, la persecución, la intolerancia. Allí en Nueva York y aquí en Argentina también, incluso entrada la recuperada democracia.

Pero esa noche era diferente. Ese 28 de junio de 1969 el clima era otro.

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Es cierto que el colectivo de la diversidad sexual ha transformado los reclamos en festejo, que ante el odio y las adversidades ha respondido con amor, alegría y una actitud resiliente. Pero el suicidio de Judy Garland apenas una semana antes había caído como una bomba.

La actriz, que en su personaje de El mago de Oz había enseñado a toda una generación el camino hacia el arco iris, se había transformado en un ícono de la comunidad Lgbti+ en todo el mundo. Su muerte debía ser homenajeada. Y el Stonewall Inn era el lugar ideal para hacerlo. Cientos de personas se reunieron esa noche en una jornada de llanto, sonrisas, alegría y nostalgia. Recordaban a la actriz, a la mujer, al ícono, a aquella pequeña niña que hizo de su carrera una ofrenda a la igualdad y el respeto al colectivo de la diversidad sexual.

Sin embargo, en medio de la noche y una vez más, volvieron las sirenas, los golpes, las macanas, los gritos enfurecidos y el odio. Decenas de agentes policiales llegaron hasta el pequeño bar para interrumpir la celebración.

Pero la comunidad no iba a aceptar otro atropello. Ese 28 de junio cambió todo. Quienes se encontraban en el Stonewall Inn decidieron resistir, dejar de esconderse o correr. Pararse orgullosos y orgullosas de quiénes eran, y poner freno a los atropellos de las fuerzas de seguridad.

La resistencia duró casi una semana, en la que se vivieron cruentos enfrentamientos entre la policía y les manifestantes, a quienes rápidamente se sumaron gran cantidad de vecinas y vecinos del barrio, hartos también de la persecución policial. Por primera vez emergía como una fuerza organizada el colectivo Lgbti+, que en pocos años se extendería globalmente en un único grito: igualdad y respeto para las personas de la diversidad sexual.

Aquella noche, casi sin saberlo, esas personas reunidas en el Stonewall Inn darían el puntapié inicial a uno de los movimientos sociales que más ha transformado la sociedad en los últimos tiempos, convirtiéndose en un emblema de la libertad y el amor.

Un año más tarde, el 28 de junio de 1970, Nueva York y Los Angeles darían la bienvenida a las primeras Marchas del Orgullo, las que sacaron del “closet” masivamente al colectivo Lgbti+ e iniciaron un camino que hoy celebra la diversidad en todo el mundo. Los colectivos Lgbti+ iniciaron su lucha mucho antes de Stonewall y más allá de los límites de Nueva York, pero la revuelta de aquella noche le sumó una visibilidad y una extensión global que hasta ese momento no habían alcanzado.

Incluso en nuestro país, desde 1967 comenzaron a activar las primeras agrupaciones de la diversidad sexual, las cuales, tras superar la violencia, el exilio, la dictadura y el odio, lograron alcanzar leyes como el Matrimonio Igualitario e Identidad de Género, conquistas sociales transversales impulsadas por la Federación Argentina LGBT.

A cincuenta años de aquella noche bisagra en la historia, muchos son los derechos que se han conquistado fruto de la lucha. Pero también son muchos los derechos y desafíos pendientes para alcanzar esa sociedad arco iris que soñamos.

*Subsecretario de Políticas de Diversidad Sexual (Gobierno de Santa Fe).

Colaboración autoral: Gustavo Pecoraro.