Estrenamos gobierno y se renuevan las esperanzas, lo mismo que ocurre frente al año nuevo. Con cada año que termina, nace uno lleno de esperanzas. Eso vivimos el viernes 13, cuando el ministro de Salud anunció la resolución del protocolo de Interrupción Legal del Embarazo, ILE.
El mismo que unas semanas antes el ex secretario de Salud Rubinstein promulgó y fue derogado por la ministra Stanley a las 48 horas. Así se cerró en menos de un mes, con idas y vueltas que confundieron a muchos, que respondió a lo que algunos querían: impedir que se garantizara el derecho reconocido en el Código Penal desde hace 98 años.
La nota de Fernández Escudero del sábado pasado aclara los alcances del nuevo protocolo, que en nada cambia el artículo 86 del Código Penal. Esto no fue entendido así por el obispo Bochatey, que el año pasado fue vocero de la Iglesia católica en el debate sobre el aborto en el Congreso. La nota en Política del sábado pasado refiere las palabras de Bochatey: “No sorprende porque el ministro González García es abortista y ya había advertido que no iba a entrar en una discusión por la ley….” y agregó: “Así se instala el aborto libre en la Argentina”. Nada más lejos de esta afirmación, ya que este Protocolo solo da indicaciones a los profesionales de la salud de cómo actuar frente a los pedidos de ILE que se les presentan en el marco de la legislación vigente.
Bochatey plantea la confusión con la IVE: Interrupción Voluntaria del Embarazo, que fue lo que se discutió el año pasado, cuando sí se proponía el cambio de la ley. Esto no es por ignorancia, es una línea argumental usada por quienes están a favor de penalizar siempre la interrupción del embarazo. Son los mismos que, hace muchos años, acompañaron a la diputada Julia Alsogaray con el proyecto para prohibir siempre la interrupción del embarazo, frente a Florentina Gómez Miranda, que proponía ampliar la ley. Estos grupos fueron y siguen siendo muy intolerantes. Al terminar la discusión en la Comisión, un grupo integrado por alumnos de colegios privados le gritó “asesina” a Gómez Miranda, lo que valió un desagravio de la Cámara de Diputados.
Ahora se presentan como los defensores de “las dos vidas” y solo consiguen la muerte de las dos: la madre y el feto. Por eso debe quedar muy claro: el protocolo aprobado no obliga ni cambia la ley, solo es la guía técnica para el personal de salud. Da indicaciones de qué hacer ante cada caso, pero nunca cambia ni altera la legislación, ya que esto no es potestad del PEN.
En paralelo a esta discusión, la participación de las mujeres en las empresas sigue siendo tema reiterado. En 50/50 Alvarez entrevista a Hanna Schiuma, coordinadora de la Comisión de Diversidad e Inclusión de la Cámara Fintech (finanzas tecnológicas). Esta área empresarial nueva creció en los últimos años, debería ser un ejemplo de igualdad. Pues no, según datos de un estudio: la brecha salarial es de 18% a favor de los varones, mucho más que en el mercado gerencial (2%).
Los CEO de estas empresas son solo hombres y en los directorios las mujeres llegan al 21%. En las gerencias plenas las mujeres son el 41%. Schiuma reconoce que las emprendedoras tienen más problemas que los hombres para acceder a financiamiento. Lo positivo es que el presidente de la cámara Fintech firmó un acuerdo con ONUmujeres y el BID para desarrollar políticas de diversidad de género. Esperemos redunde en más mujeres y sin tener que renunciar a cosas que quieren hacer, como ser madres, como reconoció una brasileña.
Celebramos que el festival GRL PWR de bandas femeninas, que se realizó en Buenos Aires, incluyó a grupos de trans, no binarios y del colectivo LGBTIQ+. Como lo titula la nota de Franconi en Espectáculos “Con todo el poder del feminismo”, también en las bandas musicales.
En Deportes del domingo pasado hay una nota sobre la goleada de la selección argentina de fútbol femenino. PERFIL persiste y lo felicitamos en informar sobre el fútbol femenino, algo tan difícil en un deporte tan masculinizado. El sábado, en Falta y Resto, una pequeña noticia pero muy importante: un equipo uruguayo separó del plantel a un jugador implicado en un caso de violencia de género. ¡Que ejemplo para los clubes argentinos!
