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VOLVIO EL VIEJO FUTBOL BUENO Y BARATO, MUCHACHOS!

A la derecha de su pantalla, señora

Los poderosos de verdad nunca pierden del todo. Me lo hizo saber mientras me pasaba data de primera sobre futuras alianzas políticas, los candidatos y el inminente panquequeo, de un lado y del otro.

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“La carne es débil, Johnny, sólo el alma es inmortal. Y la tuya... me pertenece.”

De Robert De Niro (Louis Cypher) a Mickey Rourke en ‘Angel heart’ (1987), dirigida por Alan Parker.

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Sffh... Otra vez olor a azufre en la redacción y la elegante figura de Louis Cypher frente a mi escritorio, sonrisa irónica y pelo suelto, como en el final de Angel heart, la escalofriante peli de Alan Parker protagonizada por Robert De Niro. Saludó, se sentó y de pronto, de la nada, sacó un huevo duro y comenzó a pelarlo delicadamente, con esas uñas puntiagudas y pintadas con esmalte. Intimidaba y él lo sabía, claro. Se divertía.

­—¿Sabía que algunas religiones afirman que el huevo es el símbolo del alma? ¿Quiere uno?

A De Niro le encanta repetir las escenas memorables, así que le seguí la corriente y repetí la línea del torturado personaje de Mickey Rourke.

—No, gracias. No me gustan las gallinas.

Pensé que era el pie ideal para charlar sobre River, pero no. El demonio estaba ansioso por hablar sobre la televisión. La semana pasada creía que Grondona iba a traicionar aquel contrato que firmaron con sangre en 1979, pero esta semana se lo veía diferente. Se lo veía distendido, casi cordial.

—¿Cómo anda, don Lou Cypher, Lu-cifer? ¿Cómo sigue lo suyo?

—¡Lo que viene, lo que viene…! (Se ríe) ¿Estás crazy, Asch? ¡Uy, lo que te devoraste TyC! ¡Ja, ja, ja! ¡Nada está perdido! Gracias a este lío volví a negociar con voces injustamente olvidadas. ¡Vuelve Marcelo Araujo, al que siempre le elegí las corbatas! Amo a los clásicos. “¡Ateeento Fioravantiii!” Aiello y su “¡a la derecha de su pantalla, señora!”. “¿Córner número? ¡Tres, Muñoz!” “¿Quién mueve? ¡Muevo yo, Mauro!”

Increíble: Cypher hacía bocina con la mano y se divertía como un chico. Todavía desconcertado con esta versión vintage, olvidé preguntarle si fueron sus asesores quienes le aconsejaron a la Presidenta pronunciar esa desafortunada frase sobre secuestro de goles y dictadura. Sospecho que sí. Son los mismos que le dieron letra al curioso lamento de ciertos opositores de luxe súbitamente angustiados por el fenómeno de la pobreza. En fin: esos pibes trabajan en cualquier canal, con o sin codificado.

—Usted es un frívolo. Tanto que me lloró, y al final se amigó con Grondona.

—No sea antiguo, ¿quiere? ¡Todo se negocia! Tenemos un nuevo pacto de no agresión, aunque todavía nos miremos de reojo...

—“Cuando te mires al espejo, aunque lo hagas de reojo, el reflejo siempre te mirará directamente a los ojos” –recité con voz grave. Eso lo indignó.

–¡Ey, eso es mío, Asch! ¡No me robe letra que me pongo como loco! Parker escribió eso para la escena final con Rourke, que en aquellos años, pobre, todavía usaba su cara original.

El hombre siguió pelando su huevo. Insistí con la gallina, como para cambiar de tema. ¡River! A Cypher se le iluminaron los ojitos amarillos...

—¡Amo a ese club! El Sopa Aguilar, amigazo, me trae chocolate suizo cada vez que viaja por su trabajo en la FIFA. ¡El me entregó a sus old stars!

—Uy, no me diga que...

—Sí, claro. ¡Los ídolos son eternos! ¿Gallardo, Ortega y Almeyda soñaban con volver? ¡Hecho! No hay imposibles para mí. Con Gerlo, lástima, tuve que rescindir. Conmigo jugó hasta de 9 y en una pierna pero él quería ir al Mundial y levantar la copa. Too much. A veces la gente no se ubica...

—River ya parece Racing, ¿no? ¿Y Boca? ¿Tiene clientela allí?

—Muchos. Palermo es mi leading case. Y al Coco, que andaba mal por su salida de la Selección, le devolví la alegría. Nos presentó Román.

—¿Riquelme también?

—Obvio. Lo traje con contrato en euros y todo. Eso sí, lo suyo es part time, contrato con fecha de vencimiento. A veces renovamos y a veces no. Cada tanto me renuncia... Buen muchacho, pero con un carácter podrido.

—¿En Independiente nada, che? Usted debe ser simpatizante...

—¡Ni me hable de esos muertos de frío! Prefiero a Carusito. ¡Un gran recolector de material virgen! Los trae de cualquier lado y me los deja listos, bien tiernitos y en Primera. ¡Bocatto di cardinale!

—¿Y Maradona?

—Mmm… Es difícil negociar con alguien al que no se le puede adivinar ni una sola jugada. Sale por izquierda, sale por derecha. ¡Me vuelve loco!

Miró el reloj y se disculpó. Tenía ganas de seguir charlando pero en el Averno lo esperaban algunos ángeles caídos para ver los partidos. “Ya está, Asch. En semanas nadie recordará lo que ayer era cosa de vida o muerte. ¡Todo es negociable, a ver si se aviva, viejo!”, me chicaneó.

Es así, nomás. Los poderosos de verdad nunca pierden del todo. Me lo hizo saber mientras me pasaba data de primera sobre futuras alianzas políticas, los candidatos y el inminente panquequeo, de un lado y del otro. ¿Qué tan gratis será lo gratis, entonces? ¡Me dejó mudo Cypher, maldito sea!

“¿Y qué querés?, esto es la Argentina, hermano...”, dijo, tuteándome de pronto, antes de irse. La misma frase que Marcelo Araujo, feliz pero algo inquieto aún, para explicarle a González Oro cómo, a un día del primer partido, todavía se negociaban cuestiones clave sobre imágenes, audio, derechos, límites, equipos, goles, gratuidad... y lo que viene; todo lo que se viene en el fútbol de Primera.