COLUMNISTAS
Juan martini

Adiós a uno de los grandes escritores argentinos

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Ser alguien. Autor rosarino que escribió notables novelas. | CEDOC PERFIL

En los últimos años repetía sus obsesiones.

Recordaba que el Nobel no significaba nada desde que se lo habían negado a Borges. Tampoco lo habían recibido ni Kafka ni Proust. Aseguraba que Coetzee es el mejor Premio Nobel de la historia.
Un mediodía del último septiembre, en el que me invitó a tomar un café a su casa, encontré la mesa del living llena de libros amontonados. Los había seleccionado como sus must. Estaba Requiem de Tabuchi, la novela sobre Pessoa, y yo le mencioné Sostiene Pereira. Es espectacular, dijo.

Este es el único libro que me gusta de Aira, El vestido rosa y las ovejas, indicó tomándolo de la pila. Es un gran narrador, pero demasiado juguetón y termina siendo frívolo, dije. Sí, lo mismo le pasa a Marcelo Cohen ahora, me dice; lo que me gusta es uno de sus primeros libros de cuentos, El instrumento más caro de la tierra.

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El amigo de Baudelaire y La sierva son dos grandes novelas de Rivera, agrega.

Juan no se cansó de repetir toda su vida que el centro de la literatura argentina lo ocupa Borges. Entre sus favoritos incluía a Cortázar, Onetti, Fontanarrosa y Soriano, con quienes compartió vida. Pero también a Adolfito. Bioy es un genio absoluto, cuando lo releo de tanto en tanto, todavía me conmueve, dice. Cuando le menciono a Silvina Ocampo, me dice que es la más importante de todas las escritoras de la burguesía nacional.

Después de la de Borges, la otra gran lectura de la literatura argentina, sin duda, la hizo Ricardo (Piglia), dice. La última vez que lo vi, Ricardo me dijo: quedamos pocos tocando esa melodía. Y es así, me dice con orgullo esa tarde Juan. Tal vez sintiéndose reconocido por alguien a quien reconocía.

Apostaba a que Puig sería olvidado. Arlt no había escrito nada nuevo, decía. Y de Saer solo quedará alguna novela… No sé, me parece, agregaba.

De Carlos Fuentes recomendaba leer Aura, una nouvelle que escribió al comienzo de su carrera, de García Marquez Crónica de una muerte anunciada y El coronel no tiene quien le escriba. Muchas veces coincidimos en que Pedro Páramo, de Rulfo, es la mejor novela latinoamericana.

En marzo último pasé por su casa para ir a tomar un café pero me pidió caminar un rato por el Botánico, jardín que amaba y en el que sitúa uno de sus notables cuentos de Rosario Express. Nos sentamos un rato frente a una de las fuentes y hablamos, mejor dicho yo lo escuché.

En mi primer libro de cuentos, El último de los onas, está todo lo que escribí después, dijo. Yo me hice escritor, Poli, para ser alguien, para hacerme de una personalidad porque tuve una infancia muy difícil. Recordó cuando su madre los echó de la casa, a él y a su hermano, cuando tenían 11 y 13 años, porque hacíamos ruido y la molestábamos. Fue la única vez que lo oyó a su padre decir “qué hija de puta”. Por la transformación de esa historia en un cuento, su hermano lo dejó de ver.

Volvía sobre sus preocupaciones y la literatura, a la que había dado su vida. La trascendencia de una obra es el destino que esta tiene luego de que uno se muere, me dijo. Me lo dijo entre dos silencios.

Juan tiene una obra narrativa notable de cuentos y novelas. La vida entera, publicada en Barcelona en 1981, prologada por Cortázar y destacada por Onetti, es una de las grandes obras de nuestra literatura. Lo último que publicó, la trilogía Cine, sobre la figura de Eva Perón, lo muestra como un orfebre de la palabra pero uno que no se enreda ni se regodea con las formas, olvidando el sentido de la trama. En el escenario de la literatura argentina, tan sobreofertada de boutades ligeras, la existencia de figuras como Juan Martini eran una barrera contra la frivolización de lo literario.

Juan vivía en el barrio del Botánico, pero tenía nostalgias, no de Rosario ni de Barcelona, las otras ciudades en las que vivió, sino de Venecia, donde, según me dijo, pudo haberse ido a vivir hacía muchos años pero no lo hizo.
El sábado 27 de abril por la tarde, en su casa, como él quería, murió Juan (Carlos) Martini, maestro, amigo, uno de los grandes escritores argentinos. Apuesto a que su obra lo trascenderá.

 

*Economista.