Increíble pero real. La difusión en exclusiva de PERFIL el domingo pasado de la encuesta de Ipsos Mora y Araujo, que proyectaba un triunfo en primera vuelta de Scioli, desató tanto impacto como lecturas maliciosas respecto de nuestro posicionamiento, incluso por parte de algunos lectores y de colegas que acaso creen que actuamos como ellos.
Aburre, pero se insiste en la argumentación de que es el ADN de este diario: lo que aquí se publica se hace desde la honestidad y el rigor profesional, no bajo la lupa de a quién le conviene o no. Podemos equivocarnos, claro, pero nunca desde el lugar de la manipulación o la funcionalidad.
Para no ceder a la tentación de justificar nada, exploremos un aspecto interesante de lo que puede venir en caso de que gane Scioli, según el estudio nacional de Ipsos.
Nada menos que siete de cada diez consultados dijeron creer que el actual gobernador va a ser controlado por Cristina. Esta mirada, que disgustará al sciolismo, puede traerle en este período preelectoral tantos perjuicios como beneficios.
Impactará negativamente entre quienes se definen como antis o críticos del kirchnerismo, que rechazan todo lo que emane de CFK. Pero sumará en el espacio proclive al oficialismo, sobre todo de los más radicalizados, que hasta la bendición presidencial nunca vieron con buenos ojos a Scioli. Estela de Carlotto dio esta semana un ejemplo de ello.
También el propio candidato del FpV dio pasto a esta simbiosis, cuando anunció a su estilo que no piensa debatir con el resto de sus rivales. Macri y Massa reaccionaron con el mismo argumento: hace lo mismo que Ella o dice lo que Ella le deja decir.
Los que conocen de cerca a Scioli niegan que pueda ser un títere de Cristina o de nadie. Buena parte del electorado no piensa lo mismo. Para bien y para mal.