COLUMNISTAS
rumbo a las legislativas

Ahora dicen que todos somos kirchneristas

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Ayer, la Presidenta sostuvo que su modelo nac & pop requiere de otra década más para superar los atrasos del último medio siglo. A los ojos ultras, es un impulso a la re-re. Para los racionales, a mantener un proyecto político y económico más allá de las personas. Todo según el prisma con que se mire (las tapas de muchos diarios de hoy, como en los últimos años, reflejarán esa partidización).

Lejos del amor-odio mediático, la sociedad tendrá la oportunidad de expedirse a través del voto. La primera encuesta seria que se difunde sobre la intención de voto en la provincia de Buenos Aires, exclusiva para PERFIL, expone las contradicciones de la construcción K. Sobre todo, la del futuro.

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Los candidatos del Gobierno arrancan con un piso del 25%. Bajo, para las aspiraciones oficialistas. Algunos funcionarios deslizan que se cometieron desprolijidades en el armado de listas, que no hay una acorde distribución del peso territorial (sólo demostraciones de lealtad a la causa) y que no se contuvo lo necesario para evitar la dispersión.

Del lamento a la acción: no son pocas las intendencias bonaerenses con crisis de renuncias y de rupturas de bloques legislativos tras el cierre de listas. También hubo mensajes a los intendentes massistas: no habrá más aportes nacionales para obras. Y uno para los propios: controlar todo lo que se pueda durante la campaña a ciertas voces controvertidas (caso Bonafini, D’Elía, etc.).

Todos los gobernadores K dijeron presente ayer en el acto de lanzamiento de los candidatos. Y Cristina tuvo un gesto hasta casi cariñoso –para lo que suele hacer– con Scioli. El gobernador prefiere mantenerse al margen del proselitismo electoral (de hecho, viaja ahora a verse con el Papa), pero participará de los actos que la Presidenta o su candidato, Martín Insaurralde, le pidan.

Scioli quiere ser prescindente hasta ahí. Tras su objetivo presidencial de 2015, cree que un triunfo de Massa no necesariamente pone en riesgo su plan. Salvo que esa victoria sea muy contundente, esto es, por más de 10 puntos. Por eso no quiere borrarse del todo. Una derrota aplastante del FpV a manos de Massa podría hacer peligrar todo.

Igual, se aseguró –dice el gobernador– un tránsito de gestión tranquilo. “Tenemos gente en las tres listas”, se le escuchó decir, incluyendo a De Narváez en esa lógica.

A propósito, FDN deberá lidiar con la más fea, ya que Massa lo despojó de las mieles del peronismo no K. De paso, debería explicar su esquizofrénico acuerdo con Moyano. Que un hombre de empresa (y propietario de un diario) lleve de segundo a un sindicalista que cree en el bloqueo y el boicot a los diarios es para terapia.

Massa, mientras, disfruta de la luna de miel de cualquier lanzamiento. Y aprovecha el aupado de grupos descaradamente antikirchneristas, entre ellos algunos medios de comunicación. Al estilo de un súper chino, disimula la proliferación en su lista de (ex) fervorosos K (empezando por él mismo) con un variopinto de colores. El ingreso y egreso de la lista de Matías Garfunkel, el empresario favorito de la pauta oficial gubernamental junto a su socio Sergio Szpolski, muestra cómo en política casi nadie es lo que dice ser. Curiosamente, sólo PERFIL contó esa historia.

Acaso estos avatares abran una impensada oportunidad para el Frente Amplio Progresista, que deberá mostrar que se puede ser alternativa válida sin ser peronista o kirchnerista. Una batalla cultural que tal vez no esté perdida de antemano, como tantos nos quieren hacer creer.