No sé cuánto tiempo hacía que no pensaba en Nicolaides. Su muerte, como quien dice, me lo trajo a colación. Su partida de este mundo es en eso muy distinta de la de Eduardo Emilio Massera. Porque, por razones más que evidentes, una figura criminal como la de Massera detentaba una constancia que ni siquiera alcanzó a atenuar el estado vegetativo. A Massera era más difícil diluirlo en la apercepción. En cambio, probablemente, la noticia de la muerte de Nicolaides, es decir la noticia de que Nicolaides dejó de existir, fue lo que sirvió para recordarnos su existencia: su grave responsabilidad durante los años de la dictadura. Si acaso la memoria se acumula en capas, podría decirse que Nicolaides yacía en una capa diferente que, por ejemplo, Massera.
Razón no les falta a Todorov o a Andreas Huyssen, cuando advierten que una memoria total y continua resultaría, no solamente inviable, sino también agobiante: no hay alma que la soporte. Pero no es menos cierto, que la completa y directa opción por el olvido parecería alimentar, ineluctablemente, y riesgosamente, un estado de impunidad que a la vez no puede admitirse. El recuerdo permanente aplasta y ahoga, porque condena al presente a dejarse tragar por el pasado. Pero olvidar, meramente olvidar, lisa y llanamente olvidar, supondría declinar la más urgente voluntad de justicia. Entonces, ¿qué? Probablemente, esto: una combinación variable y singular de una imprescindible dosis de memoria con una no menos imprescindible dosis de olvido. Una combinación variable y singular que permita tener presente al pasado, pero también en ocasiones concederse el alivio de saber dejarlo atrás. El cine argentino de los últimos años podría aportar algunas pistas al respecto: M de Nicolás Prividera y Papá Iván de María Inés Roqué (a mi entender, películas de la necesidad de recuerdo) y Los rubios de Albertina Carri (también a mi entender, película de la necesidad de olvido), puestas en relación.
Entre la muerte de Massera, ocurrida hace meses, y la muerte de Cristino Nicolaides, ocurrida hace días, la propia realidad suministra otras pistas posibles para la misma cuestión.