Que sí, que no, que tal vez, que... Parece que terminó el tiempo de deshojar la margarita que se había tomado Martín Insaurralde para proceder a anunciar su pase al Frente Renovador, tema que en teoría tenía cerrado con Sergio Massa desde julio, como anticipó PERFIL. Al final, por ahora (y sí, así funciona la política argentina), Insaurralde se va a quedar en el Frente para la Victoria.
No sólo eso. Según pudo saber este diario de fuentes cercanas al diputado, ya decidió que deja la banca que obtuvo hace un año, regresa a la intendencia de Lomas de Zamora (nunca renunció, estaba de licencia) y quiere volver a ser candidato del kirchnerismo en la provincia de Buenos Aires en 2015, claro que esta vez a gobernador (se suma a la lista).
¿Qué lo hizo cambiar? La obsesión de Insaurralde está en La Plata. Y, según las encuestas, sigue siendo el candidato a la gobernación más conocido por los votantes bonaerenses. Lo que había evaluado era que la lista presidencial de Massa en la Provincia le daba más chances de cumplir con el objetivo que si se mantenía en la de Scioli. Esta percepción fue mutando de la mano de un estancamiento del massismo y de un ascenso sin prisa pero sin pausa del sciolismo.
El actual gobernador, pese al posible pase de Insaurralde, nunca lo hostigó. Sin embargo, Massa perdió varias veces la paciencia –incluso en público o ante la prensa–, como cuando Insaurralde votó a favor de la Ley de Abastecimiento impulsada y aprobada en soledad por la bancada K. “Es una vergüenza, no sé cómo va a volver de eso”, fue lo más suave que le dedicó el ex intendente de Tigre.
Del kirchnerismo también recibió palos, pero más en relación con el vínculo con Jesica Cirio (con quien se casó hace una semana) y con su forma de hacer política desde las luces tinellianas. En los temas de fondo mantuvo el verticalismo que tan bien pagan el peronismo en general y el cristinismo en particular.
Por estas horas (si no ocurrió ya), Insaurralde iba a contarle a Massa de su voltereta en la decisión tomada. Una vez dado ese paso, es previsible que el golden boy lomense salga por algunos medios a hablar –de política y no de su vida privada (o también, qué más da)–. Demos por descontado que nunca admitirá en público que ya había determinado que se iba al massismo: dirá que siempre fue del FpV (como remarcó Scioli esta semana, cuac).
Debería, igual, andar con cuidado Insaurralde. Más allá de las batallas políticas que le aguardan dentro y fuera del kirchnerismo en el territorio más poderoso y complejo del país, los vientos de la opinión pública no siempre soplan para el mismo lado. Es cierto que sigue siendo el dirigente bonaerense más conocido y valorado, pero cuando se va a lo cualitativo, las reacciones son más propias de un personaje de TV que de un líder político.
Una luz de alerta se enciende ante un sondeo de circulación restringida que refleja el impacto negativo que tuvo su casamiento a todo trapo mientras en muchos lugares de la Provincia la inundación no daba tregua.
La encuesta (400 casos en el GBA) arroja que casi el 60% cree que no estuvo bien el momento elegido para la boda y que eso afectará su candidatura. La mitad de quienes pensaban votarlo piensa ahora cambiar de candidato o tiene dudas de ratificar ese voto.