COLUMNISTAS
revelaciones

Alberto conducción

default
default | CEDOC

Cuando escucho el eslogan peronista “Alberto conducción” no puedo dejar de imaginarme que el Estado es una gran remisería, donde Alberto es el remisero en jefe. Los trajes grises que se pone ayudan. En el logos remisero argentino, dentro de su cápsula, el conductor es el rey de corso y siempre está conquistando el mundo, aunque la mala fe ajena, los contreras, oscurezcan el parabrisas. Enumera las destrezas que resplandecen en las filminas de su mente, parando de vez en cuando para decir “¿se entiende?”. La curva de infumabilidad asciende y te ponés auriculares, te abrochás el cinturón.

Afuera pasan cosas graves. Los violadores están sufriendo trastornos de sobrepeso y bulimia en la cárcel, por lo que el juez Violín atendió su reclamo facilitando la liberación de 2.700 presos, incluyendo femicidas, violadores y asesinos. Solo en Argentina el Poder Judicial tiene decretada feria extraordinaria, pero se habilita trabajar sobre los intereses de los presos mientras el resto de la sociedad continúa bloqueada. ¿Puede haber algo más patriarcal que atender a los asesinos antes que a sus víctimas? 

Violencia es que vos estés encerrada y los femicidas sueltos, pero las feministas feroces de antaño se disciplinan ante el mansplainer en jefe. La coreo desde casa tiene libretos: Mengolini exhibe su prejuicio al decir que la protesta por la liberación en bloque de presos “esconde el odio que sienten por los pobres”, otras están más preocupadas por la baja de Mad Men en Netflix. Dramas del funcionariado burgués. Alberto avisa: hay una línea “única a nivel global” para las que sufran violencia y es… ¡un teléfono de WhatsApp!

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

Leemos los crímenes de violadores con nombre y apellido, pero son conspiraciones mediáticas, dice el conductor. La pandemia es un teatro de la verdad: expone lo que está roto. Una revelación que haría las delicias de Cristina: “¿Viste que hay que reformar la Justicia?” Alberto conduce, pero el auto es de la patrona.