Un dedo condensa toda la atención a la vez que se desliza consumiendo la realidad efímera. Likes. Los índices rozan pantallas de todos los tamaños, ávidos de contacto, sin contactar nada. Vistos. Las yemas se desgastan. Coras. ¿Será la huella digital lo último que se pierda? No. Porque alguien lee algo. Y con algunos basta para restaurar la empatía.
No es verdad que la indiferencia arrasa con lo humano ni que las imágenes formateadas desarman las palabras que nos constituyen. Se sigue leyendo, y ni siquiera los e-books vencieron a los libros en papel. Cada vez encuentro más lectores que se reúnen como si fueran revolucionarios del sentido, en busca de la vitalidad de lo que subiste en las páginas de la literatura: el misterio del mundo. Ya no lectores solitarios ni ratones de bibliotecas. Quizá se esté leyendo de otro modo. Es un retorno a la oralidad, al rito del relato a viva voz. Alguien lee algo que los demás escuchan, y también leen y comentan. No me refiero a textos religiosos, escrituras de lo incuestionable; tampoco a panfletos dogmáticos. Hablo de literatura, un mano a mano entre escritor y lector. Cuento, novela o poema. Cortázar, Virginia Woolf, Fontanarrosa, Silvina Ocampo. En distintos lugares de la web o del país, aparecen grupos de lectura que revitalizan el lenguaje, renuevan palabras, y entonces la realidad se modifica como por arte de magia. En esa situación conocí esta semana a Héctor Fuentes, dueño de la Librería La Brava, en Balcarce, rodeado de lectores que todos los lunes se reúnen, como si la semana debiera empezar en la página de un libro para continuar en las de la vida. Gente de distintas edades y profesiones parecen hallar en lo que se ha escrito alguna pista de la historia o del porvenir. Y también un gusto, la precisión de una metáfora, la sonoridad de un verso, el humor bien entendido. Y así en distintas latitudes van apareciendo nuevos lectores, y lectores que nunca dejaron de leer. Y otra vez la Feria de Editores Independientes estuvo colmada, intercambiando textos, abrazos, que ningún reel consigue transmitir. ¿Será que lo que cuenta no es lo que se contabiliza?