Hola, soy Cristina Fernández de Kirchner y quiero aprovechar esta especial oportunidad. Tal vez el habitual columnista de este espacio haya sufrido una alucinación, de resultas de la cual se le ocurrió invitarme a disponer hoy de este lugar en PERFIL. ¿Por qué no aprovecharlo?
El golpe de calor que me afectó la semana pasada me puso a pensar en muchas cosas. Ese mismo martes por la noche, descansando en Olivos, se me dio por ver por la tele el discurso del presidente Barack Obama, que ellos llaman el del “estado de la Unión”. Lo agarré al comienzo y no pude dejarlo hasta el final. No entiendo inglés, aunque a veces me haga la que sé, diciendo it’s too much o sorry, pero me impactó tanto que me hice traer la transcripción completa. Y quiero decirles que estoy poderosamente conmocionada.
Es cierto que me dio mucha bronca que, una vez más, los norteamericanos nos pasen por alto y el presidente Obama venga a Brasil y Chile, salteándose nuestro país, y encima a El Salvador, pero tras mucho meditar y analizar minuciosamente sus casi 7 mil palabras, puedo admitirlo.
Mi decisión de entender en vez de enojarme, comprender en lugar de retar, es algo que me sucede ahora y que no quiero ocultar. Me parece que estoy viviendo una epifanía, o una revelación. Por eso, tomo en serio esta propuesta de Pepe, de usar su espacio, justo él, que nos pega tanto, porque –la verdad– el discurso de Obama me ha dado vuelta.
Me dirán maestra ciruela, pero cuando tuve la versión en español y con un resaltador como herramienta, no pude menos que comprobar que dedicó nada menos que 22 ocasiones a mencionar a los republicanos, el partido opositor, en términos nunca agresivos ni contenciosos. Los invito a que recorramos juntos el mensaje de Obama para detenernos en esa enorme lección. Mientras leía todo el discurso y fui diferenciando esos momentos de unión, concordia, concertación, negociación y consenso, no podía menos que recordar que en las elecciones de noviembre pasado los demócratas perdieron la mayoría en la Cámara de Representantes (diputados), donde quedaron abajo, 193 bancas contra 242 republicanos, y retuvieron una mayoría de apenas cuatro votos en el Senado. Les dieron una paliza.
Pero miren cómo piensa y habla Obama, el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas más poderosas del planeta, con apenas la mitad de su primer mandato cumplido, teniendo en teoría seis años más por delante en el puesto más importante del mundo. Son 22 momentos que subrayo por su denominador común: propone soluciones, no crispaciones, armonía en vez de discordia, convergencia en lugar de conflicto. Pasen y vean:
“Somos parte de la familia norteamericana.
”El pueblo que nos votó para gobernarlo espera de nosotros que, con sus votos, gobernar los Estados Unidos sea ahora responsabilidad compartida entre ambos partidos.
”Las nuevas leyes sólo serán aprobadas con el apoyo de demócratas y republicanos.
”Avanzaremos o no, sólo si vamos juntos, porque los desafíos que afrontamos son más grandes que los partidos y más grandes que la política.
”El proyecto del pueblo norteamericano es que trabajemos juntos.
”Estos pasos deben ser dados por demócratas y republicanos.
”Llamo en conjunto a demócratas y republicanos a que trabajemos juntos para que esto suceda.
”Estos criterios fueron desarrollados no desde el gobierno en Washington DC, sino por los gobernadores republicanos y demócratas de todo el país.
”Les pido a demócratas y republicanos que simplifiquemos nuestro sistema.
”Este acuerdo tiene un apoyo sin precedentes de las empresas y los sindicatos, de los demócratas y de los republicanos, y le pido al Congreso que lo apruebe lo antes posible.
”Toda ley puede ser mejorada. Si ustedes tienen ideas para mejorar esta ley (la de seguro médico), haciéndola mejor o más accesible, estoy ansioso de trabajar junto a ustedes.
”En vez de pelear las batallas que hemos tenido estos dos últimos años, arreglemos lo que sea necesario arreglar y vayamos hacia adelante.
”Estoy ansioso de contemplar otras ideas para reducir costos, incluyendo una sugerida el año pasado por los republicanos.
”Deberíamos encontrar una solución bipartidaria para fortalecer la seguridad social para las generaciones venideras.
”Miembros de ambos partidos han expresado su interés en hacer esto, y yo estoy preparado para unirme a ellos.
”Ahora es el momento para que ambas partes y ambas cámaras del Congreso, demócratas y republicanos, forjen un acuerdo de principios para hacer el trabajo pendiente.
”Es el momento de dejar atrás las divisivas batallas del pasado. Es tiempo de marchar hacia adelante como una nación.”
En resumidas cuentas, con un Senado manejado por el partido de gobierno, Obama comprende que eso solo no alcanza. Entonces se aproxima a los republicanos y los convoca por su nombre: ¡ocho veces los menciona para que acuerden políticas de Estado! Es ahí donde algo fuerte me hizo clic, y espero que no haya sido por el golpe de calor y la lipotimia que tuve justo ese día. Digo: ¿no será que este Obama debe haber visto una luz que yo o Néstor no vimos? Porque la escena del Congreso de los Estados Unidos era colosal.
En un mensaje que le llevó 69 minutos (reconozco que, como yo, el tipo no lee, aunque tampoco improvisa: se veía que cada uno de los 535 legisladores y funcionarios invitados tenía en sus manos el texto ya prolijamente impreso), lo aplaudieron ¡79 veces! Un aplauso cada 88 palabras. ¿Qué quieren, que oculte mi envidia cuando veía aplaudiendo a Obama al candidato presidencial republicano John McCain, al que el negro le ganó en 2008?
Tal vez sea el calor, o la melancolía, o la sensación de que la vida se nos pasa rápido, pobre Néstor, pero me quedé tildada con la lección de Obama. Me hubiera gustado recibirlo en Olivos, obvio, pero creo entender que las distancias son hoy muy grandes entre nosotros. Por eso aproveché la posibilidad de hacer esta columna aquí, capaz que –en una de ésas– es tiempo de cambiar. Buenos días, a todos y a todas, y saludos a Pepe.