Muchos dólares y pobreza. Dice la crónica que una "homeless" fue detenida el último jueves en el Upper East Side de Nueva York después de asolar durante siete años a los respetables y pudientes vecinos de la zona con escupidas e insultos, sin discriminar niños o ancianos. Pero lo que les llamó la atención a la policía, y a los habitantes del barrio que frecuentaba es que la señora, de 65 años y con probables desequilibiros psiquiátricos, tenía entre sus pertenencias, ropas y bolsas con fideos, US$ 19.133 en efectivo: 182 billetes de US$ 100, 11 de US$ 50, 12 de US$ 20, ocho de $ 10, ocho de $ 5 y 23 de un dólar. Sumas astronómicas para una vagabunda, que no tenía dónde caerse muerta, pero sobre todo mucho cash, efectivo, para alguien en situación precaria. ¡Vagabunda escupidora tenía US$ 19 mil en cash!, se sorprendió The New York Post en su tapa.
No conectaron ese dato con el hecho de que Hilda, como se llama la mujer, es argentina. Tampoco sabemos mucho más de ella, pero suena conocido el apego a los billetes verdes y en cash. Paradójicamente, en el caso de la homeless en desgracia, no los guardaba en el colchón, como nuestra cultura de ahorro manda, pero el hecho sí se conecta en estos días de tipo de cambio planchado, demasiado barato para los industriales, que al igual que algunos sectores del propio Gobierno están en un ataque de nervios por la traba que implica para la recuperación.
Ayer mismo, el ala política se expresó nuevamente en contra de la apreciación del peso, como lo confesó el ministro de Interior y Obras Públicas, Rogelio Frigerio. Dejó traslucir que al presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, se le está yendo la mano con las tasas de interés que aún se mantienen en 24,75%. El economista-político con escritorio en la Rosada, consideró que la caída de la inflación podría habilitar al economista-banquero central a reducir la tasa de interés para aliviar también las condiciones de crédito de la industria e inducir a una demanda de dólares y mejora del tipo de cambio.
Sin desbordes. Pero Sturzenegger no está de acuerdo. El Banco Central viene haciendo un “tigtening” (endurecimiento) a cuentagotas de la política monetaria en las últimas semanas ante lo que considera peligros de desborde inflacionario.
"Tenemos como misión proyectar metas de inflación y actuar para lograrlas", suele subrayar el titular del BCRA. No sólo insiste adentro y afuera del Gobierno con mantener la política y sus metas para el año de 12 a 18%, sino que arriesga, aquí en sintonía con Nicolás Dujovne, que la mejor política reactivante es el control de la inflación.
El tema es relevante a las puertas de hacerle frente al primer paro general que sufrirá el gobierno de Macri. Sobre todo después de haberse anunciado el ajuste de las tarifas de gas para lo que resta del año.
Es que mientras los docentes siguen con su demanda de aumentos sobre 35%, el tiempo irá jugando a favor de los argumentos oficiales (si es que la habilidad política se lo permite, claro). Ayer, Frigerio calculaba que a partir de abril el IPC comenzará a marcar mensualmente una tasa en torno del 1%. Si se cumple con los pronósticos cercanos a 2% en marzo y éste de 1% en abril, la inflación anual ya se estaría ubicando en torno del 20% en 12 meses. ¿Cómo serán las paritarias que vengan a partir de ese nuevo punto de comparación de precios? ¿Podrá el Gobierno imponer finalmente el criterio de la inflación futura en alguna negociación?
En medio del atolladero, pasó relativamente inadvertida la novedad de los resultados del blanqueo. Faltan los números definitivos, pero en Jefatura de Gabinete ya cuentan con ingresos para este año de US$ 3.500 millones, de los cuales unos US$ 2 mil millones financiarán a los jubilados por la Ley de Reparación Histórica. Pero otros US$ 1.500 millones irán a la recaudación general.
Mala onda. El economista Daniel Artana destaca que, precisamente, los ingresos de los jubilados a partir de la regularización del pago de las sentencias y de las actualizaciones derivadas de la Ley de Reparación contribuirían a reactivar el consumo. Irán en ayuda al batallón de planes de cuotas para alimentar la rueda de expectativas.
En la suma de pequeños datos para sumar márgenes de maniobras que el Gobierno tendrá a mano no es menor el despliegue que esta semana girará en torno del World Economic Forum de América Latina, que sesionará el 6 y 7, en un arranque en sincronía con el paro. Pero los estudiosos de la opinión pública recuerdan que no fue menor el impacto del megaforo de inversiones que en septiembre desbordó de empresarios y funcionarios del exterior en la "mala onda" reinante por entonces, tras arreciar el debate por las tarifas y el fracaso legislativo del Gobierno en torno de la Ley del impuesto a las Ganancias. Dicen que, en cuestión de expectativas, un hecho "mató" a los otros dos en favor del Gobierno.
Otro respiro logró desde lo simbólico y con la calle jugando, por primera vez, a su favor, después de un marzo hostil desde la opinión pública y el ánimo popular. Que en un año electoral pesa mucho a la hora de proyectar qué políticas llevará adelante, y qué tipo de relación esgrimirá en los próximos dos años.
Y temeroso de un caso como la argentina homeless de Nueva York, llena de dólares y sin un destino donde poder aplicar tanto dinero.