“Por desgracia, no tengo
para darte sino uñas
o pestañas, o pianos
derretidos,
o sueños que salen
de mi corazón a borbotones,
polvorientos sueños
que corren
como jinetes negros,
sueños llenos de
velocidades y desgracias.”
Pablo Neruda
Salvo por esa pequeña falla en la segunda falange del anular derecho, que se lo tuerce un poquitito, es justo decir que Cristina Fernández de Kirchner tiene unas lindas manos. Los dedos largos, huesudos, de pianista, como quien dice. Y unas uñas siempre muy blancas, perladísimas, que muchas veces parecen a punto de rasgarle el pecho izquierdo, cuando canta el Himno Nacional. Los que saben del tema, afirman que la clave para lograr uñas blancas tipo CFK radica en frotarlas seguido con un algodón empapado en agua oxigenada, o en hundirlas con frecuencia en aceite de oliva extra virgen. También daría buenos resultados el jugo de limón, pero ya nos estamos yendo por las ramas. Dejemos tranquilo ese detalle entre los secretos presidenciales.
La cuestión es que esas manos, con esas uñas, pueden parecer armas. La Señora las tiene como conectadas a los gestos. Se crispan como garras cuando endurece el tono, arquea las cejas y tensa los labios, tan bien trabajados. Se le vuelven respetables arañas, a veces, como en la foto que encabeza esta página: es uno de sus modos de convencer a su auditorio de hasta qué punto está moldeando el futuro.
Así anda la Presidenta, arañando. Es decir, arando con las manos en posición de arañas. O sea, recogiendo “con mucho afán, de varias partes y en pequeñas porciones, lo necesario para algún fin”, según se explica en el diccionario.
Pongámoslo en números concretos. La Cámara de Diputados les dio media sanción a las ya insoportables retenciones por 129 votos a 122. Ya en el Senado, el proyecto tenía minoría en la Comisión de Presupuesto (7 a 8), logró pasar al recinto unificando los guarismos de aquella comisión con la de Agricultura y aún quedan dudas sobre el voto de siete senadores (ver página 8). Ellos definirán un triunfo oficialista demasiado similar, por segunda vez en diez días, a un empate.
Raspando. Arañando en el Congreso. Dame un rionegrino, que te bajo los impuestos a las manzanas. Dame un bonaerense, que le doy una tentadora comisión legislativa. Dame un fueguino, que Fabiana Ríos tiene las finanzas hechas bolsa. Dame un misionero, que hay varios puestos fronterizos para repartir. Te amo, te odio, dame más.
Raspando. Arañando en la calle. Si salen las cacerolas, salen los piqueteros K. Si salen los piqueteros anti K, sale la Federal. Si me hacen Rosariazos, les hago un Salteñazo. Si ponen carpa verde con toro inflable, les hago carpa celeste y blanca con pingüino gigante. ¿Acto en Palermo? Acto en Congreso. De contragolpe. Sin iniciativa. A lo guapo. La Patria es de Todos. La calle es mía, mía, mía...
Raspando. Arañando en la Casa Rosada. El desbarranco de la popularidad kirchnerista ya se llevó puesto a un ministro de Economía. Martincito Lousteau cayó por proponer las retenciones. ¿Lo llamarán de vuelta si, el miércoles, el Congreso las convierte en ley? Todo indica que nadie tendrá tiempo para semejante bobada, cuando se van agotando los tiempos del mismísimo jefe de Gabinete, Alberto Fernández. Se habla de fechas de vencimiento. De refrescadas. De nuevos tiempos, aunque más K que nunca. Más De Vido. Más Jaime. Más Zannini. Te amo, te odio, dame más...
Todavía no se jugó el partido final contra el campo (ni se sabe si volverán los cortes de rutas) y ya se anuncian nuevas batallas. El proyecto oficial de ley de radiodifusión está a punto de caramelo, casi tanto como la eventual “renacionalización” de Aerolíneas Argentinas. Crisis tras crisis. Enemigos y más enemigos, adentro y afuera. ¿En qué se convertirá el empate técnico de las retenciones cuando el Congreso discuta estos asuntos? ¿En qué se convertirá el año electoral que viene?
Raspando. Arañando en la economía. Viva el INDEC. Cristina da clases de carne, trigo y soja. Néstor pone toda la carne al asador.
La dureza de las uñas depende de una sustancia llamada keratina, con K. Y arañando, arañando, la keratina se va gastando. Llamen a la manicura, por favor.