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Argentina 4.0

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De vez en cuando se “tildan”. Como las computadoras, la política y la economía argentinas parecen tildarse –casi regularmente– en una crisis por década desde la restauración democrática (1983).

Los infalibles “modelos” de nuestros líderes providenciales nos obligan a vagar en círculos –entre estatismo y liberalismo–, empobreciendo el debate de ideas y demorando nuestro progreso.

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Cuando “reseteemos” el equipo esta vez sería oportuno, quizás, cambiar el programa actual por una versión más moderna para sintonizar los cambios que tienen lugar en el mundo y aprovechar las oportunidades que brinda la modernidad. Argentina necesita una nueva agenda para entrar en una nueva etapa.

¿Cómo se vería nuestra historia en términos de “niveles de programación”? Simplificando brutalmente, podría resumirse en tres niveles: nacimiento del país, 1810-1862 (Argentina 1.0); surgimiento del Estado, 1880-1930 (2.0), y democracia de masas, 1945-2001 (3.0). Cada “programa” aterrizó en el país ideas políticas y económicas predominantes en el mundo de su época.

Una vez más es hora de cambio, futuro y soluciones para pasar de una democracia de masas a otra de ciudadanos, catalizando localmente un cambio que ya tiene lugar en el mundo, como ocurrió en etapas exitosas del país. El progreso no vendrá de la mano de liderazgos iluminados sino a través de instituciones.

En el siglo XXI, el protagonismo es de la gente. De los consumidores, de los trabajadores, de los ciudadanos. Las nuevas tecnologías convirtieron la sociedad de masas del pasado en una comunidad de individuos que, cada vez con más confianza, transforman patrones de consumo, crean canales de expresión social y modernizan la acción política.

Desde la primavera árabe (2011) y las manifestaciones de indignados europeos y norteamericanos (2011/12) hasta las protestas masivas en Brasil, Chile, Argentina o Perú (2013), millones de personas alrededor del mundo usan las redes sociales para autoconvocarse y perseguir sus objetivos.
¿Cómo aprovechar estos movimientos –y las nuevas tecnologías– para edificar las instituciones democráticas del siglo XXI y cerrar la brecha que hoy existe entre los políticos y la gente?

En eso debería enfocarse la “nueva política”, cambiando el rol ciudadano en el ejercicio del poder a través de instituciones nuevas y fuertes que expandan los derechos políticos y sociales de la gente y alumbren una democracia moderna, liderada por ciudadanos.

La contienda de la “nueva política” no tiene lugar entre izquierda y derecha, sino entre quienes defienden los gobiernos cerrados, jerárquicos y excluyentes del pasado frente a los que pugnan por instalar gobiernos abiertos, participativos e inclusivos.

La emergencia de una nueva economía en el horizonte, además, urge cambios de enfoque. A caballo de fenomenales cambios tecnológicos surge una nueva clase media global; los países emergentes lideran el crecimiento mundial y una nueva relación de fuerzas humanidad-naturaleza presiona la matriz energética mundial y nuestras formas de producir y consumir.

Por eso hay que “hackear” el sistema político (como lo hizo Steve Jobs con la tecnología de la época) para recuperar una democracia secuestrada por burocracias políticas, sindicales o empresariales y abrir una nueva etapa del país en la que usemos la fuerza del Estado y el dinamismo del mercado para fortalecer la clase media.

Una Argentina 4.0, que a partir de una nueva ley de coparticipación de impuestos promueva autonomía y mecanismos de democracia directa en municipios; programas de estímulo a la calidad educativa; mecanismos para el desarrollo de emprendedores y cogestión municipal (con ONGs y universidades), así como plataformas interactivas (2.0) para evaluar proyectos sociales y la llamada “solución propietaria” (esquemas voluntarios de “propiedad participada” para empleados y exenciones impositivas en empresas) que mejoran el acceso al crédito de trabajadores y familias.
En la Argentina 4.0, la política es una fuerza positiva en favor de la gente.

*Director general de Prospectiva 2020 y autor de Argentina 4.0.