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señales de alarma

Arte generativo dinámico: la inteligencia artificial haciendo estragos en la cultura

La IA extiende su presencia en todas las actividades humanas, del diagnóstico médico a la industria automotriz, los drones de guerra y, claro está, el mundo del arte y la literatura. Escritores estadounidenses denunciaron que en Amazon se estaban vendiendo libros firmados por ellos pero escritos utilizando IA, imitando sus temáticas y sus respectivos estilos. El mundo de la música no escapa a la misma injerencia. Pero los autores unidos se preparan para resistir.

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Rebeldes. Arriba, Jane Friedman, la autora bajo cuya firma se vendían en Amazon libros creados por IA. Abajo, de izq. a der.: James Patterson, Roxane Gay y Margaret Atwood. | cedoc

Entre las críticas cinematográficas que publicó Borges existe una en la que cuestiona el doblaje de voz para los actores extranjeros, diciendo que eso resulta una estafa. Reflexiona sobre cuánto falta para que se doble la imagen y el que aparezca en pantalla sea otro actor. Acaso en esta observación predijo el arribo de la inteligencia artificial generativa.

En un comunicado reciente, el papa Francisco dijo al respecto: “La urgencia de orientar el concepto y el uso de la inteligencia artificial de manera responsable, para que esté al servicio de la humanidad y la protección de nuestra casa común, exige que la reflexión ética se extienda al ámbito de la educación y el derecho”. 

Es que la IA extiende su presencia en todas las actividades humanas, del diagnóstico médico a la industria automotriz y en drones de guerra, y esto, en términos teológicos, puede sugerir que imita al Espíritu Santo: es ubicuo. 

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En el ámbito de la cultura, la crítica especializada sugiere que si la IA crea algo por sí misma es generativa y su “creación” en el campo artístico se llama arte generativo dinámico. 

Durante junio pasado The Zizi Show, espectáculo a la manera de instalación de video como cabaret drag deepfake, se expuso en el Victoria and Albert Museum de Londres. Allí las imágenes de drags estudiadas por la IA y regeneradas por ella se transforman unas en otras rescatando la identidad queer, con temas musicales de David Bowie, George Michael y Beyoncé. El sitio web de la misma hoy se encuentra suspendido por conflicto de derechos de autor por la música utilizada.

Recientemente, la escritora estadounidense Jane Friedman descubrió que se vendían nuevos libros en Amazon con su nombre, y al leerlos constató que habían sido generados por IA imitando su prosa y temática. Amazon retiró de la venta los libros falsos, mientras otros autores denunciaron que ocurría lo mismo.

Aún perdura la huelga de guionistas y actores de Hollywood, al punto que diez mil escritores, incluidos James Patterson, Roxane Gay y Margaret Atwood, firmaron una carta abierta en la que solicitan a los líderes de la industria de la IA que obtengan el consentimiento de los autores cuando utilicen su trabajo para entrenar algoritmos y que los compensen por ello.

El software de efectos especiales Adobe After Effects utiliza una función llamada Content-Aware Fill, función impulsada por IA que elimina objetos no deseados en películas o animaciones. A la inversa, en breve será factible incluir todo aquello que uno quiera, animación u objetos, incluso reemplazando los existentes. La falsificación borgeana dejó de ser ironía.

Pero es en la música donde se abre un conflicto con los creadores, compositores musicales, intérpretes y cantantes. “No sé ni qué pensar de la inteligencia artificial. Creo que es una locura pero al mismo tiempo temo por mi trabajo”, expresó la joven cantante belga Angèle al escuchar la versión de un cover hip hop adaptado por un fanático de la música, llevado al estilo pop que la caracteriza, pero con su voz producida de manera sintética por una IA generativa. Lo mismo ocurre con Amy Winehouse o John Lennon, que algún fan ha resucitado. O un álbum deepfake de Oasis que circula en Internet.

IBM acaba de lanzar un prototipo de chip “similar al cerebro” que promete una IA más ecológica y eficiente en consumo energético. Mientras tanto, Universal Music y Google trabajan en conjunto para que el catálogo de canciones de la primera (incluyendo música y voces de artistas) conformen un software para todo público que permita componer y cantar canciones con IA. ¿Quedará algo a salvo?