Se va. No se va. Lo esperan. Lo apuran. No tienen un reemplazo. Se iría si empata el próximo partido. Si iría si no consigue mejorar el rendimiento en la Copa Libertadores. La continuidad de Sebastián Battaglia al frente del plantel profesional de Boca se convirtió en la ucronía de los últimos días en el fútbol argentino, sobre todo después del empate ante Godoy Cruz en la Bombonera el miércoles por la noche.
Hay muchas especulaciones que no ayudan a aclarar el escenario, pero lo cierto es que el entrenador sigue y hoy podrá enfriar o calentar su presente en Santiago del Estero, ante Central Córdoba. “Nunca pensé en dar un paso al costado. A los jugadores les dije que estoy a muerte con ellos”, enfatizó ayer Battaglia ante los periodistas que lo buscaban como sabuesos.
Battaglia se reunió en las últimas horas con el vicepresidente Juan Román Riquelme y el Consejo de Fútbol, y ahí el entrenador indicó que la misma se hizo “para hacer una autocrítica de lo que venimos haciendo, siempre es necesario”.
“Nosotros sabemos la situación que estamos viviendo en cuanto a algunas circunstancias de los partidos, para tratar de mejorar”, dijo sobre el encuentro con Riquelme, Jorge Bermudez, Raúl Cascini y Marcelo Delgado, con los que fue compañeros en el plantel profesional.
Para disipar las dudas o interrogantes que instalaron medios y que se expandieron rápidamente en el mundo xeneize –en buena medida porque el rendimiento del equipo lo sustentaba–, el DT dejó en claro que en la reunión “nunca” se tocó el tema de su posible renuncia al cargo, y señaló también que algunos de los traspiés deportivos de Boca pueden explicarse en los inconvenientes en torno a las suspensiones y lesiones de los jugadores. “Más allá de los últimos empates, hay que ir a la tabla y hoy por hoy estamos clasificados y en la Copa Libertadores estamos todos en igualdad de condiciones, con tres puntos. Boca está en carrera”, afirmó.
¿Fue una reunión para apoyarlo o para advertirle que así no se podía seguir? Battaglia sonó algo lacónico y difuso al referirse a ese apoyo o críticas. “Sentimos el apoyo de toda la gente, todos queremos lo mejor para Boca, acá siempre lo que importa es Boca”.
El mal momento del entrenador quedó en evidencia tras el empate contra los mendocinos, no por el nivel de juego o el resultado (sumó cinco partidos sin ganas en la Bombonera, con cuatro empates y una derrota en lo que va de la Copa de la Liga), sino por la suspensión de la habitual conferencia que da luego de terminados los encuentros. “Suspendí la conferencia de prensa porque no tenía ganas de hablar porque me iban a preguntar por esto. Acá lo único que importa es Boca, siempre, y tenemos que lograr crecer como equipo. Hay que tener calma, internamente sabemos cómo estamos trabajando y lo que estamos haciendo”, expresó. Será cuestión de esperar. Y ya sabemos: en el fútbol argentino, lo que menos hay es paciencia o tiempo.
Lo que vende y lo que no
Quizás porque no es un hombre nacido y criado en la televisión, o porque algunas veces se cansa del circo del que es parte, Oscar Ruggeri expuso mejor que nadie lo que sucede en ese show del fútbol extendido a casi todos los canales deportivos de la Argentina. Lo dijo Ruggeri y a confesión de partes, relevo de pruebas: “La verdad, Pollo, si venimos a los programas y empezamos a hablar de Estudiantes o de Zielinski, te sacan y te gritan en el oído ‘Battaglia, hablá de Battaglia’. Es todo así”. En la tiranía del minuto a minuto, como sucede con el clickbait en los portales digitales, lo que menos importa es el rigor o las buenas noticias: hay que vender espectacularidad, sangre y más sangre.
Esta semana esa teoría mercantilista llegó al paroxismo: Battaglia fue el apuntado y el tema de conversación de casi todos los programas. Todo cerraba para que eso ocurriera: Boca y River venden, lo demás es descarte, a lo sumo relleno. En los programas de ESPN y TyC Sports, más del 60% del tiempo se habla solo de esos dos clubes. Si es algo bueno, está bien. Si es algo malo, mejor. Muchas veces se habla de que las dirigencias no les dan tiempo a los entrenadores. Pocas veces se habla de cómo inciden los medios en esa histeria.