COLUMNISTAS
PANORAMA

Brooklyn, Pueyrredón, Génova

"La tormenta financiera nos agarró justo cruzando el puente hacia ese futuro venturoso de los veinte años de crecimiento".

20180819_1335_economia_1489599587170315032
Va a ser tan lindo hacer un puente. Presente, crisis y futuro en el discurso oficial. | CEDOC PERFIL

Parece que de acá a dos años la cosa va a estar increíble. A devalueta limpia vamos a haber aprendido a vivir con tipo de cambio flotante y entonces algún día no habrá más traspaso a precios; el ajuste permanente habrá liquidado el déficit fiscal y la deuda dejará de ser una bomba de tiempo; y nos van a sobrar dólares, porque para entonces Vaca Muerta ya será una máquina de generarlos, a tal punto que muchas familias dejarán el empleo protegido del Conurbano para trabajar en Neuquén, o emigrarán al Norte a prenderse del potencial boom del litio, si no eligen Córdoba para abrazarse a la pick-up nation que conquistará el mundo, que encima tendrá fábricas funcionando a base de energías renovables.


La tesis oficial es que la tormenta financiera nos agarró justo cruzando el puente hacia ese futuro venturoso de los veinte años de crecimiento y bla. No te digo que imaginaban Manhattan-Brooklyn, pero se ilusionaban con algo así hasta el primer trimestre, cuando la economía venía creciendo al 5% y la inversión, al 15% interanual. Pero la corrida cambiaria que aún no se sabe si terminó y la decisión de ir al Fondo Monetario Internacional (FMI) nos llevaron a un freno abrupto de la actividad con recorte del gasto público más acelerado, que derivó en un escenario más propio del puente Pueyrredón con riesgo de que sea el puente de Génova: paritarias atrasadísimas o sin cerrar como las docentes, profesores universitarios y científicos en la calle, destrucción de empleo industrial, trabajadores y jubilados con caída del poder adquisitivo, Margarita Barrientos abre otro comedor.

Vos, Claudio. Con ese clima, un mensaje para Bonadio: Claudio, salvá el año. No te estoy chicaneando en modo Cristina con que “usan la causa de los cuadernos para tapar la malaria”, que puede ser. No, te lo pido en serio. Podés venir de la peor ciénaga, tener una carrera tan sucia como Oyarbide, pero no importa: salvá el año, Claudio. Hacé que esta enésima versión de la crisis que corta el crecimiento sea el trasfondo de una depuración posta del mundo empresarial. Que no sea cierto lo que piensan los popes que se arrepienten, que dicen que vos solo vas por la ex presidenta y entonces te dan lo que buscás y zafan. Hacela bien, Claudio. Imaginate: con un laburo ejemplar, que ponga al poder real en serio contra las cuerdas, te terminás jubilando sin que nadie se acuerde de si rosqueabas con Néstor, con Massa o con Pichetto. ¿En serio no le vas a preguntar a Paolo Rocca si no tenía nada que ver con los pagos que hacía Luis Betnaza para beneficiar a su empresa, Techint, con una mejor indemnización en Venezuela? Ya bastante que lo abrazan sus colegas dueños con un foro colchón en la Asociación Empresaria Argentina (AEA), lo protegen los medios de su palo para evitar que les llegue la ola antinegocios y también lo terminan cubriendo los otros, que no quieren reconocer las cometas porque eran nac and pop. Dale, Claudio, salvá el año.

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite


A propósito, la centralidad de Techint hoy es total en este momento económico. No solo por el estruendo de que su CEO, el emblema del establishment, haya tenido que hablar en un estrado de que ponía guita negra en las manos de De Vido, transformándose en candidato a Marcelo Odebrecht argentino, sino también porque expresa desde sus variables económicas los intereses del Gobierno. Por un lado, su petrolera, Tecpetrol, se ha convertido hasta ahora en la empresa más exitosa en Vaca Muerta, con un salto en la producción de gas del 142% en el primer semestre, mientras otras firmas se retraen. Y por otro, porque con cada salto del dólar mejoran sus condiciones de competitividad porque se abaratan los salarios en dólares. Es cierto, todavía falta: el “dólar Techint”, cuenta el economista Orlando Ferreres, que se mide en cada boletín interno de la compañía tomando la base de 1970 deflactado por la inflación argentina dividido la estadounidense, hoy debería estar en 34,50.