COLUMNISTAS
vecinos

Buenos vecinos

He leído casi completo el libro de entrevistas a escritores que hizo Nando Varela Pagliaro y editó Milena Caserola. Me sorprendió la fuerte acumulación de quejas que ese puñado de páginas contiene: la abundancia de malestar, el recurrente destilar de rencores

Imagen Default de Perfil
Portal Perfil.com | Perfil.com

He leído casi completo el libro de entrevistas a escritores que hizo Nando Varela Pagliaro y editó Milena Caserola. Me sorprendió la fuerte acumulación de quejas que ese puñado de páginas contiene: la abundancia de malestar, el recurrente destilar de rencores. Autores a los que, a mi criterio, les va muy bien, y a los que doy en pensar, por eso mismo, felices, se muestran aquí muy de otro modo: amargados o rabiosos, mascullando sus protestas.

Uno protesta porque la oligarquía, a su criterio, lo ninguneó. Otro protesta por la misma causa, pero alegando que lo ninguneó el populismo. Otro protesta por la existencia misma de la literatura política en la Argentina, cosa que, a su juicio, lo perjudicó. Otro protesta porque en su editorial no le aceptaron una novela y tuvo que terminar publicándola bajo otro sello. Otro protesta porque considera que en la enseñanza universitaria falta un mejor nivel de análisis, más complejo y sofisticado, uno que les permita apreciar su obra.

El título que eligió Varela Pagliaro me gustó desde un principio: Solo se trata de escribir. Me gustó porque pone “escribir” donde la canción dice “vivir”, desviando así una dicotomía muy corriente y en general mal resuelta. Pero al recorrer la galería de reclamos y disgustos que ofrecen varias entrevistas, el título parece cobrar, además, el carácter de una réplica.

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

Yo leo estas cosas para aprender, para interrogarme, para corregirme. En el libro hay varias otras entrevistas; entre ellas, una a Pedro Mairal y otra a Fabián Casas. Mairal usó el éxito literario conseguido justamente para poner en cuestión qué se entiende por éxito literario. Casas concibe la literatura como una práctica ejercida con otros, y no contra otros. Yo los tengo siempre muy en cuenta a los dos; por timidez, nunca se los dije. Si Casas lee a sus vecinos de página, si Mairal visita a sus viejos vecinos, se estarán enterando ahora.