Cercados por la alta temperatura de las discusiones paritarias, que están llevando la economía a un “estado 30” (30% de inflación para 2016 y una pauta de discusión salarial para el año del 30%), las noticias de la presentación de la oferta para los fondos buitre y cierta desaceleración de los precios en enero alimentaron un fin de semana feliz. La puesta en escena política de ayer, que plasmó en imágenes los preacuerdos legislativos del Gobierno con parte del PJ y el Frente Renovador, le dio un poco de aire al arrollador y por momentos torpe ímpetu “cambiador” oficialista.
La panacea del tipo de cambio con que se vivió el levantamiento del cepo parece haberse agotado. Fue un tanto para el equipo de gobierno que dio un primer paso audaz sin derramar mucha sangre. Pero sucede que, como lo dice en la página 22 el director del BCRA, Demián Reidel, y se afirmó hace algunas semanas aquí, todavía está por llegar la fase definitiva del levantamiento del cepo. Todavía no se hizo sentir la demanda de los importadores, que van liquidando a distintos plazos sus órdenes de compra. Por esta razón es que la demanda no se sintió con fuerza, aunque llama la atención el goteo de divisas de las reservas del BCRA, luego de haberse concretado el préstamo de los bancos por US$ 5 mil millones.
Como la demanda no ha sido plena –se calcula que una vez con velocidad de crucero la demanda mensual podría llegar a US$ 4 mil millones– , el mercado de dólares sigue siendo abastecido sin sobresaltos por las liquidaciones de los exportadores. Pero en caso de necesidad, la paradoja de la política podría negarles un tipo de cambio más elevado a los exportadores, por lo menos mientras dure el proceso de las paritarias. Analistas muy próximos al presidente Macri creen que con una demanda importadora plena, el tipo de cambio podría trepar hasta 18 pesos.
Alegría. Mientras tanto, hay sonrisas en el Ministerio de la Producción, cuya Secretaría de Comercio trata de acomodarse a un terreno que no pensaba atravesar, el de la inflación superior al 25%. Allí destacan la desaceleración de los precios de las últimas semanas de enero y en los primeros días de febrero. Según datos del Gobierno, hay una “moderada caída” de la inflación, muy influida por cierta retracción de la carne vacuna, que permitiría remontar la escalada previa y posterior a la salida del cepo.
Si una víctima quedó de los planes originales era la certeza de que el tipo de cambio implícito en los costos de los formadores de precios era de $ 15 antes del levantamiento del cepo. Prat-Gay decía antes de asumir el cargo que sería el inhibidor de los aumentos de precios. Esa tesis incluía una acción del Gobierno de contralor de la angurria empresarial. Hasta el momento, la agenda gubernamental viene recogiendo más las demandas del mundo corporativo que los balances para mantener a raya la voracidad en algunos sectores.
El Gobierno, el propio Mauricio Macri, hizo trascender a algunos medios que quiere “institucionalizar” un control de los precios a través del relanzamiento de la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia (CNDC). Durante los próximos días sería anunciada su estructura, que incluirá un sistema de información pública de los precios. Una especie de Guillermo Moreno del siglo XXII, si es que su eficiencia llegara a tiempo para contener los precios de las góndolas.
Probablemente una CNDC profesional, técnica, eficiente sea esencial para acompañar el proceso de inversiones que disparará el acuerdo con los buitres y el clima “market friendly” que el Gobierno logró instalar en Davos y en Nueva York. Pero la particular agenda de Cambiemos también habilita otras preguntas, donde energía y telecomunicaciones ocupan el tope del interés. ¿Volverá Clarín a ser la carpeta mimada de la CNDC, después de que la emblemática fusión Cablevisión-Fibertel fuera caso testigo y dique de contención de la política del “Grupo” en la primera era de Néstor Kirchner? Con una Ley de Medios despojada de contrapesos, la CNDC tendrá un rol esencial en evitar maniobras oligopólicas. ¿Alcanzará una CNDC eficaz a dictaminar si los subsidios estatales al precio del crudo de las productoras de petróleo no terminan por concentrar actividades en un grupo y llevan a la quiebra a una franja de refinadoras de combustibles que podrían suplir el déficit de naftas si accedieran a precios de mercado internacional de la materia prima?
Buitres internos. Ahora, los ruegos bienpensantes están dirigidos a la armonización de políticas. Todas las velas están encendidas para la salida del default. De proseguir por buen camino las negociaciones, el acuerdo legislativo para la eliminación de la Ley Cerrojo y de Pago Soberano será la siguiente etapa en la hoja de ruta. ¿Saldrán del cascarón buitres internos para bloquear los proyectos oficiales bajo pretexto de no habilitar mayor endeudamiento del Gobierno?¿Correrían el riesgo de quedar aliados a Paul Singer, líder de los holdouts, verdugo de la oferta oficial para salir del default?