La tan mentada “nueva política” con la que llegó este gobierno fue consecuencia de un bullying a la política tan sistemático como constante, y esto produjo una asimetría de poder. Denostar la política sin ejercerla, dando por verdadero que a ella puede arribar un “exitoso” de otro quehacer (empresario, por ejemplo), y que él tendrá la solución a los problemas, y no producto de consensos sociales, produjo una serie de secuelas nefastas.
1) Instaló que un sujeto no político da prestigio al cargo por lo que dice ser, no por lo que hace.
2) Del que “se vayan todos” al “somos la única solución” (mesiánica), tanto el kirchnerismo como el macrismo funcionaron en el mismo tono de bullying respecto a la práctica política. De hecho, el macrismo aumentó la ayuda social como contenedor de la presión social en los sectores más necesitados, pero dejándolos fuera de la participación política.
3) Tanto La Cámpora como la Juventud PRO se construyeron en base a la noción de casta (o vanguardia iluminada de la izquierda setentista), donde la educación política consiste en memorizar las consignas respecto a lo que hay que hacer y lo que no. El sujeto político piensa, discute orgánicamente, toma acción dentro del marco de su organización, no actúa como autómata.
4) Blandir a la figura del “puntero” (o barrabrava) como único representante de la política, expuso ante la población que el ejercicio de formación política, la militancia en sí, es un pecado de corrupción y ventaja social despreciable. Esta falsedad ideológica es la que niega el carácter popular de las mayorías para habilitar e instalar al populismo como representación inorgánica de políticas sin verdadero anclaje social.
5) El otro aspecto, más siniestro aún, es la expulsión territorial de la política. El político llega al territorio (timbrea, camina custodiado, visita a militantes rentados), pero no es un emergente de él. Esta depreciación del liderazgo atenta contra la base elemental de la representación ciudadana. Esta expulsión territorial es profundamente antidemocrática porque deja sin voz a la mayoría de los sectores sociales.
6) Al quedar sin sujetos políticos en territorio, sin militancia en lo real, la distancia entre la acción política y la acción social es un abismo, más profundo que el de la “grieta”. De un lado queda el que acciona las políticas como dádiva (el “funcionario”), del otro una masa sin conducción ni posibilidad de ejercicio político real, como la presión para cambios en la conducción o el planteo de problemas básicos zonales.
7) Es aquí donde aparecen las nociones de “trabajo en equipo” y “equipos técnicos”. La síntesis de estos dos latiguillos del macrismo es “trabajo técnico”. Esto coloca a sus “operadores políticos” en una posición superior, en la cima de la pirámide de poder, desde donde pueden observar con capacidad operativa, como si el territorio social fuera una maqueta en la que pueden aplicar políticas con frialdad quirúrgica, con el saber inaccesible e especialistas. Es así que validan un supuesto saber “superior”, instalaron la idea de que su capacidad y conocimiento hace todo posible. Y no son ni capacidades políticas ni conocimientos políticos. Se trata sí de intangibles, como dones de una raza distinta a lo que eran esos cuadros políticos que, a la manera de antagonistas y para ejercer miedo,muestran como los que “no van a volver” (mientras que el kirchnerismo, funcional a esto, se empeña en decir que “van a volver”). En sí, nadie se fue, el tema es que no están, ninguno de los dos donde deben estar: en el territorio.
8) Quince años de degradación constante sobre la formación política de cuadros y el ejercicio de la misma en el llano, nos ha llevado a una crisis inusitada: faltan dirigentes políticos. Esto se expresa en la ausencia de mujeres con formación política, con territorio real, para cubrir el 50% de las listas electivas.
9) La falta de dirigentes también plantea una crisis en el liderazgo para la transmisión social y percepción de las necesidades, inquietudes, problemáticas de cada sector. Así se ha perdido la conexión de las políticas de este gobierno con la población, de ahí que resultan inhumanas y por ello los funcionarios lucen como meros técnicos donde los pobres, por ejemplo, son una estadística, sin entidad, sin voz ni rostro. Se los puede equiparar a los pilotos de bombarderos que vuelan a gran altura: las medidas económicas son esas bombas que estallan, luces allá abajo, que destruyen todo, pero para ellos no se ven las víctimas, son luces lejanas.
10) Este abandono del territorio político dejó a los habitantes de los distintos barrios, asentamientos, zonas y a los grupos humanos en general, a manos de otros fenómenos de marginalidad que funcionan de forma mafiosa, irregular, incluso reemplazan al Estado para beneficio propio. La política, por ejemplo, es una herramienta fundamental para dar entidad a las personas y evitar que sean rehenes de intereses que no forman parte de sus vidas. Este factor social debe ser revertido, porque de esa manera se pueden regular los funcionamientos de la ayuda efectiva para combatir el hambre, la desocupación, las enfermedades, e infinidad de problemas que van de las adicciones a la explotación ilegal de la fuerza laboral.
A manera de conclusión, el fracaso de este gobierno que dijo hacer una nueva política, se expresa en esta frase de San Agustín:
“Los que no quieren ser vencidos por la verdad, son vencidos por el error.”
Y cada día que pasa cometen un nuevo error, y ese error genera más hombres, mujeres y chicos que no comen…
*Ex senadora de la Nación.