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Campos de juego destruidos: el inicio de la Copa de la Liga mostró postales de otra época

Después de muchos años de mejoras sostenidas para “exportar” la imagen del fútbol argentino al mundo, el césped de varios estadios lució destruido. La Liga Profesional ya cursó multas a Rosario Central y a Racing. Antes, le había pedido a Boca y Huracán mudarse para evitar un papelón. En Racing, los recitales de La Renga le dejaron 120 mil dólares al club, pero también un problema para el equipo de Costas. En el Gigante de Arroyito hubo un mal cálculo en las reformas y ahora estudian trasladarse a Colón. El Amalfitani de Vélez tampoco pudo maquillar sus problemas.

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Playa. En el partido entre Central y Banfield, el Gigante de Arroyito tenía más arena que pasto. Y lo peor, es que se levantaba con facilidad. | fotobaires

Volvió el fútbol. Volvió la ola de calor. Volvió la represión a la Argentina (bueno, nunca se termina de ir). Y también volvieron los campos de juego maltrechos, destruidos, esas postales que no ocurrían hace mucho tiempo en los estadios domésticos. Porque si había algo de lo que podía jactarse la organización del fútbol argentino –primero la Superliga, que instaló ciertos hábitos para que las transmisiones fueran más “exportables”, y ahora la AFA-Liga Profesional– era que se había mejorado sustancialmente en ese aspecto. El latiguillo y lugar común sobre el “verde césped” al menos era eso: una realidad evidente. Hace años que las canchas argentinas lucían a la altura de lo que demanda esta época de Full HD y 4K. 

Pero este 2024 arrancó a la inversa: hubo varias canchas que lucieron destruidas. Poceadas, con arena y con el césped pintado para atenuar el papelón. Quizás el mayor ejemplo fue el de Rosario Central. El campeón vigente, que estrenaba su condición ante su hinchada, recibió a sus jugadores de la peor manera en el partido contra Banfield. El Gigante de Arroyito estaba repleto, pero su campo de juego contrastaba con el color del pueblo canalla. Era, como dijo alguien en la red social X, un terreno más parecido al del Festival de Doma y Folclore de Jesús María, que al de un partido de fútbol. Hasta el exquisito Ignacio Malcorra lo sufrió: pateó un tiro libre a las nubes.

¿Qué pasará ahora? Por lo pronto, desde las oficinas de la Liga Profesional le adelantan a PERFIL que ya cursaron las multas a Central y Racing por el estado de sus campos de juego. Y también cuentan que como sabían que las canchas de Boca y Huracán iban a estar en pésimas condiciones, pidieron la mudanza de localía. Por eso Boca jugó contra Sarmiento en el Gasómetro del Bajo Flores y Huracán recibió a Talleres en el Diego Maradona de La Paternal.

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En el artículo 34 del reglamento de Organización, Desarrollo y Transmisión (ODT), la Liga Profesional –además de exigir color, altura de corte, humedad, resistencia y agarre– sostiene: “Los clubes están obligados a cuidar en todo momento que la imagen visual y estética del campo de juego respete los más altos estándares de calidad, garantizando que el mismo luzca uniforme, especialmente en lo que respecta al color del terreno”. Nada de eso se vio en las primeras fechas de la Copa de la Liga. Por eso labraron las sanciones económicas, que parten del valor equivalente a mil entradas populares (ocho millones de pesos).

¿Por qué sucedió algo que no venía sucediendo? Las razones económicas asoman como la primera explicación. Porque los clubes encuentran en los recitales, por ejemplo, una entrada de dinero adicional, que les sirve para cubrir los gastos operativos propios de su actividad. A Racing, por ejemplo, le quedaron cerca de 120 mil dólares por los cuatro recitales que La Renga hizo en enero. “Es muy importante tener ingresos extra, como los de los recitales.

Esto es una experiencia que nos permitimos hacer junto a la Municipalidad de Avellaneda. El dinero nos va a permitir reinvertir en el estadio”, explicó el presidente de Racing, Víctor Blanco, en DSports Radio. Vélez y River siguen esa misma lógica. Lo de Central tiene que ver con un mal cálculo en las reformas que se hicieron en el Gigante de Arroyito, que incluyeron el césped. Ahora evalúan trasladarse a Santa Fe.

En esa faceta, el Canalla está lejos de ser campeón.