Jano, el dios de las dos caras en la mitología romana, era invocado en cada guerra porque cuando los sabinos invadieron Roma e intentaron tomar el Capitolio, Jano los echó haciendo caer sobre ellos agua hirviendo. Los sabinos, pueblo del Lacio en Italia, son más conocidos por otra leyenda: la del rapto de las sabinas, con las que los hombres provenientes de Troya habrían fundado la ciudad de Roma. El nombre de la ministra de Seguridad de la Nación, Sabina Frederic, se inspira en las sabinas, mujeres a las que la mitología asigna la capacidad de haber integrado dos pueblos beligerantes.
La dos caras de Jano siempre fueron símbolo de la dualidad a veces como ambigüedad, otras como sabiduría, atributos, tanto el positivo como el negativo, que se le asignan al peronismo, donde pueden convivir extremos inimaginables amalgamados en un solo colectivo.
Ni zaffaroniana ni del CELS de Verbitsky, ni sumisa al huracán Berni, Frederic es una síntesis del albertismo
Es difícil entender la predilección de Cristina Kirchner por Sergio Berni y Zaffaroni al mismo tiempo, o su deseo de que Kicillof y Berni compartan el mismo gobierno provincial: Sergio Berni coincide con Patricia Bullrich defendiendo al jubilado Jorge Ríos que mató al ladrón que entró a su casa.
Las confrontaciones de Berni con la ministra de Seguridad de la Nación también son leídas como otro síntoma del poder bifronte entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner, y esa misma ambigüedad que ha hecho explotar gobiernos peronistas en el pasado con facciones enfrentadas a los tiros es también la que le permite construir alianzas electorales muchas veces imbatibles, y a Cristina Kirchner elegir exitosamente como su candidato presidencial a uno de quienes más la habían criticado consiguiendo así ampliar la base electoral.
Y los desafíos y hasta provocaciones de Sergio Berni a la ministra de Seguridad de la Nación son la versión más ruidosa de las diferentes perspectivas en otros campos entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner.
Sabina Frederic es el reportaje largo de esta edición (ver página 36) pocos meses después de que Sergio Berni pasara por el mismo “interrogatorio”. Siendo Frederic antropóloga, su entrevista está más orientada al mundo de las ideas que al de la acción omnipresente en el discurso de Berni, quien no deja de ser una persona instruida. Pero así como Berni no coincide ideológicamente con el imaginario que se tiene de Cristina Kirchner, por el contrario, Sabina Frederic parece representar de manera más cercana el ethos de Alberto Fernández y lo que podría ser el “albertismo” o los “intelectuales albertistas”.
Inclusive, los ministros que Alberto Fernández sumó al Gabinete representando al “cristinismo”, como Wado de Pedro y Juan Cabandié, son personas con una serenidad que contrasta con el atropello confrontativo de ex ministros kirchneristas como Aníbal Fernández o, con otro estilo, la determinación tosca de Julio De Vido.
Felipe Solá y Agustín Rossi, los dos precandidatos presidenciales del panperonismo sumados al gabinete de Alberto Fernández, también son personas que contrastan con las formas beligerantes que en ese punto sí unen a Kicillof con Berni y Cristina.
Pero donde Sabina Frederic puede ser mejor radiografía de los valores de Alberto Fernández es en el terreno académico, en la valoración que tiene el Presidente por ser profesor de la UBA y la elección como ministro de Economía de Martín Guzmán con antecedentes académicos igualmente frondosos que los de Sabina Frederic pero con la similar inexperiencia en la función.
Y también pueden ser catalogados de intelectuales, por lo menos en comparación con la media de los políticos, Gustavo Beliz y Vilma Ibarra, cuya ausencia en la presentación de la reforma judicial se adjudica a diferencias con los cambios que habría introducido Cristina en el proyecto que ellos iniciaron, o Mercedes Marcó del Pont en su campo del conocimiento.
En el reportaje largo de hace varias semanas Berni se refería con cierto desdén al peronismo porteño del que Alberto Fernández es su mayor producto cultural. Al PJ de la Capital se lo asimila al radicalismo, a los paladares de un distrito donde nunca gana el peronismo porque es más cosmopolita, europeizante y que desearía convertir al PJ en algo similar a la socialdemocracia alemana, como lo hubiera intentado Antonio Cafiero si Menem no le hubiera ganado la interna en 1989, el abuelo del jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, quien es hijo de Juan Pablo Cafiero, ministro del gobierno de la Alianza que presidía Fernando de la Rúa.
Es probable que el alfonsinismo que declara Alberto Fernández tenga componentes sinceros, además de aspiraciones electorales por captar sus votantes. Sabina Frederic podría perfectamente haber sido funcionaria de un gobierno como el de Alfonsín, quien llega a Alberto Fernández por participar en el Grupo Callao conociendo a Santiago Cafiero en la segunda reunión en el bar La Academia. La ministra de Seguridad explica la diferencia entre los intelectuales “albertistas” y Carta Abierta de esta manera: “Pertenecemos a otra generación que Carta Abierta. Somos producto de otro momento también. Carta Abierta se gesta en el conflicto de 2008. Nosotros somos, de alguna manera, la mayor parte de nosotros, herederos del fortalecimiento de las políticas científicas y universitarias de los tres gobiernos del kirchnerismo. Entré al Conicet en 2005 y me parece que por eso somos distintos”.
El Grupo Callao en otra época podría haber sido un think tank de funcionarios para el alfonsinismo
Del Grupo Callao, además del jefe de Gabinete y la ministra de Seguridad, surgió el ministro de la Producción, Matías Kulfas, y la vicejefa de Gabinete, Cecilia Todesca.
En las distintas etapas históricas del peronismo hubo momentos en que las corrientes contrapuestas que lo integran lograron amalgamarse tras una única conducción y otras donde implosionó. El gran dilema de la coalición gobernante es cómo encontrar un rumbo sin desunirse.