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Cuarentena por Coronavirus

Chicos en casa: cinco cosas a evitar en las clases virtuales

Las medidas para evitar el Covid-19 provocaron una revolución educativa. Hay mucho esfuerzo, pero también mucho que mejorar.

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Hay mucho para aprovechar de esta modalidad de aprender. | Cedoc

Arrancó la cuarentena y, con ella, una revolución educativa. Muchas escuelas, institutos y universidades están haciendo esfuerzos monumentales para que el proceso educativo “no se pinche”, como dicen los adolescentes.

El esfuerzo y los primeros resultados son encomiables. Sin embargo, mucho hay para mejorar. He aquí cinco errores habituales que están a la orden del día entre quienes no han acumulado suficientes horas de vuelo en educación virtual:

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  1. Trasladar a la práctica virtual las prácticas usuales en el formato presencial. Una secuencia típica de lo presencial: el docente explica un tema, verifica comprensión, entrega fotocopia, los alumnos hacen la actividad y la entregan. El primer error consiste en hacer exactamente lo mismo, pero a través de una plataforma. Habría que verificar si el Decreto presidencial prevé la apertura de fotocopiadoras para resolver el trance, o si uno encuentra un alma caritativa que ceda impresoras y cartuchos a granel.
  2. Armar una “clase”: derivado de lo anterior, el docente prepara su clase para el horario previsto y con la duración pautada en el formato presencial. Más allá de que la estrategia sirva para asegurar un tránsito menos violento, hay que comprender que las lecciones virtuales pueden incorporar clases sincrónicas, pero que no se agotan en ellas. El diseño de una lección puede abarcar actividades sincrónicas y asincrónicas, por lo que administración del tiempo es diferente, y puede abarcar cuantos formatos uno quiera imaginar.
  3. Inventar contenido: es valioso contar con docentes que desarrollan contenidos en formatos virtuales, pero no parece lo recomendado como criterio general, habiendo tanto material disponible en la web y de tan buena calidad académica y estética. Un buen docente virtual es aquel que selecciona y propone los mejores contenidos para un grupo de alumnos determinado.
  4. Formatos expositivos con alumnos pasivos: desde mucho antes de la irrupción de lo virtual se sabe que el alumno aprende más si está involucrado, interpelado, inmerso. Se requiere que ponga el cuerpo o la mente, incluso en modalidad de escucha activa. Las herramientas virtuales pueden aportar mucho en esta dirección. Abusar de lo expositivo en contextos virtuales (vía clases magistrales o textos largos) es como comprar un celular de última generación para hablar por teléfono analógico.
  5. Saturar de demandas con “feedback cero”: muchos docentes se quedan tranquilos porque mandan diariamente sus consignas y actividades. Piensan que así mantienen activos y “enganchados” a sus estudiantes. Desconocen que, según numerosos estudios, el nivel de deserción en lo virtual es inversamente proporcional a la regularidad y calidad del feedback. La consigna habitual indica que no hay que dejar pasar más de 24 hs. sin hacer devoluciones. Sin ser tan puntillosos, el concepto general es que el docente dedique tanto tiempo a preparar y proponer lecciones como el que dedica a acompañar, consultar, retroalimentar o evaluar a sus alumnos.

Padres y alumnos deben ser pacientes y comprensivos si advierten algunos de estos errores. Estas y otras prácticas tienen que ver con un cambio profundo que está teniendo lugar en la cultura docente. Pretender un cambio en días o semanas sería bastante injusto.

Docentes y directivos están haciendo un esfuerzo maratónico para acompañar a nuestros hijos. Cabe darles nuestro apoyo y confianza. En definitiva, los educadores sabemos bien que tanto los aciertos como los errores son parte indispensable del aprendizaje.

*Doctor en filosofía y especialista en gestión de la educación. Profesor en la Universidad Austral