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China: sin grietas

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Mao Zedong. En 1949 proclamó la República Popular en reemplazo de la República fundada por Sun Yat-sen en 1911. | cedoc

El presidente Fernández debe envidiar la suerte de los gobernantes chinos. En ese país, los medios de comunicación, sumadas las redes sociales, no ahorran elogios para los miembros del gobierno ayudando a crear una atmósfera de consenso donde se implementan políticas públicas sin disensos. Todo este proceso armonioso, según dice la leyenda, comenzó con el triunfo de la Revolución, en 1949, después de largos años de una guerra civil para deponer a la dinastía Qing, derrotar a los caudillos militares y al ejército del Kuomintang dirigido por Chiang Kai-shek, y expulsar a las fuerzas de ocupación japonesas.

La República Popular fue proclamada por Mao Zedong el 1º de octubre de 1949 en reemplazo de la República fundada por Sun Yat-sen en 1911. La historia cuenta que el Partido tiene la dirección del Frente Unido, donde conviven ocho partidos y organizaciones sociales que dependen de un departamento que reporta al Comité Central del PC. Todos los líderes chinos, desde el triunfo de la Revolución, han sido sabios e infalibles. La prensa y todos los centros académicos coincidieron sin mostrar fisuras con las decisiones oficiales. Mao recibió la calificación de 70% correcto y 30% negativo.

La historia omite algunos hechos para evitar interrupciones en la coherencia del relato. Entre ellos se pueden mencionar la guerra de Corea para defender al régimen de Kim Il Sung, la campaña de las Cien Flores (1956/57), Movimiento Antiderechista (1957/59), el Gran Salto hacia Adelante (1958/61), ocupación de Tíbet (1959), guerra con India (1962), la Revolución Cultural (1966/70), choque militar con la URSS (1969), Criticar a Lin, criticar a Confucio (1973/76), golpe de Estado (1976), invasión de Vietnam (1979), represión de Tiananmen (1989), destitución de Bo Xilai (2012), ascenso de Xi Jinping (2013), reclamo del Mar de China (2015) y reforma de la Constitución para la reelección indefinida (2018). Todos estos acontecimientos están matizados por purgas y campañas de reeducación para asegurar la cohesión ideológica del ahora “socialismo con características chinas”.

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El gobierno chino está embarcado en una campaña para mostrar que el éxito de sus políticas reside en el régimen bajo el liderazgo del Partido Comunista, en contraposición al sistema de los países occidentales. China sostiene que el sistema de partidos políticos provoca fracturas, intensifica las disputas e impide contar con gobiernos eficientes; el conflicto entre los partidos desvía la atención de los problemas y profundiza la tendencia de favorecer sus propios cuadros; esas contradicciones encuentran su síntesis en la estructura vertical de un solo partido.

El presidente Xi ha planteado la necesidad de fortalecer la estructura del PC y ampliar sus alcances a todos los niveles, incluyendo la educación de los cuadros. El PC sirve como cadena de transmisión pero también como una vía para asegurar la implementación de las políticas públicas. Este mecanismo de vigilancia permanente desalienta el disenso y aparta a los disidentes. Como sucede en sociedades jerárquicas, el partido y la adhesión a la línea oficial se convierten en vías obligadas de ascenso social.

No faltan intelectuales que aducen características especiales a la civilización china. Se remontan a Confucio o al taoísmo o cualquier otra filosofía del bienestar. La campaña de 1973 contra Confucio señalaba que sus enseñanzas tenían el objetivo de mantener el sistema de dominación feudal fomentando la docilidad y combatiendo la rebeldía. En esos análisis sofisticados no está presente la larga historia de sumisión, represión y miseria que sufrió el pueblo chino durante los regímenes imperiales que se prolongaron después del triunfo de la Revolución con la excusa de combatir a sus enemigos. China continuará agitando las bondades del partido único pero no deja de ser una organización que solo sirve a sus dirigentes para obliterar cualquier atisbo de alteración del orden constituido.  

*Diplomático.